Alex
Ya pasó un mes desde que Aimara está fuera de la ciudad. Aunque por el día trabajo y ella queda sola con Kerem por las mañanas, ya que luego debe ir a clases, de noche es un caos. Al principio no me preocupaba mucho, era normal los síntomas y todo.Pero una vez puntualmente fue horrible. Esa noche demoraba más de lo habitual y todo empeoro cuando escuché algo caerse.
Temí porque hubiera otro ataque así que fui rápidamente.
—¿Puedo pasar?
—Lo harás de todas formas —susurró sin fuerzas.
Abrí la puerta del servicio y la encontré tendida en el suelo. Me acerqué a ella en un siantamén. Sudaba. Sus labios estaban secos y volaba de fiebre. La tomé en brazos llevándola a la cama.
Estaba tan preocupado que sabía que no sería útil, así que llamé a una ambulancia y no tardaron en venir.
La revisaron y mi suposición se volvió realidad. Me preocupaba, claro que sí, jamás creí que podía pasar esto a su edad. Apenas si tiene 25.
—Gracias por todo.
Cerré la puerta luego de que se fueran.
—¿Papi?—apareció Kerem saliendo de su habitación.
—¿Qué pasó, campeón?—sonreí lo más que pude.
—¿Ella está bien?—espetó frotando sus ojos.
—Mas o menos, hijo—lo alcé llevándolo a su cama—, pero vamos a cuidarla ¿Te parece?
—¿Si lo hacemos se pondrá mejor?
—Sí. Es la idea—suspiré. Lo cubrí con la cobija y apagué la luz.
—¿Papi?—giré a verlo—¿Podré decirle hermanito o hermanita?
—Estoy seguro que le gustará la idea.
—¿Tú crees?—los ojos se le iluminaron.
—Definitivamente. Descansa.
Regresé a la recámara encontrándome con ella dormida. Me acosté a su lado. Posé mis labios en su frente, la fiebre le había bajado un poco. Se removió hasta abrir sus ojos.
—¿Qué pasa?—fruncí el ceño al ver cómo poco a poco las lágrimas iban acumulándose hasta dejar sus orbes llorosos.
—Tengo miedo—susurró al tiempo que la voz se le quebraba y las lágrimas salían.
—No hay porqué, castaña—la abracé —, solo cuidarse un poco más y todo irá bien.
—¿Cómo lo sabes?—sollozó aferrándose más a mí—. Busqué en internet y dice que estas cosas le suelen pasar a mayores de 35 o menores de edad. Alex, yo tengo 25.
—Escúchame—no le quité los ojos de encima—. Ahí tienes el primer error, buscar en internet. ¿Nunca escuchaste el me duele el dedo e internet automáticamente te dice que tienes cáncer?
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Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]
Non-FictionEl amargado. La quejosa. Él con sus secretos. Ella con los suyos. Él con el ego por los cielos. Ella con millones de dudas. Y aún así, esta.....es su historia. © Todos los derechos reservados Queda totalmente prohibido copiar, manipular y/o extraer...