Capítulo 54

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Leo

La recuperación de Kiraz fue extensa, aún quedaba mucho por trabajar con ella. En ese de estado consciencia que tuvo, no presentó ningún tipo de crisis. No tenía pesadillas. Dormía bien. Lo único diferente era lo apegada que estaba a todos, incluso a mí. Creí que iba a odiarme, incendiar el edificio conmigo adentro luego de ocultarle quien era realmente, pero eso jamás pasó.

—Vete.

—Hija…

—Estuve diecisiete años sin ustedes, ¿qué le hace un par de meses?

—Concuerdo con ella—intervino Kerem.

—No está sola—repuse—, nosotros nos quedaremos con ella. Es una oportunidad única, no puedes rechazarla.

—Pero Kiraz...

—Papá, mírame, deja a Kiraz de lado y escúchame a mí. Lo que te está pasando, no sucede todos los días, la vida te está recompensando por lo bueno que eres. No vas a quedarte aquí, no cuando te hacía ilusión ir para allá.

—Con ustedes, los tres juntos, pero....

—Como digas que no—riñó ella señalándolo— por ponerme a mí como excusa, juro que...—bufó.

—No puedo, yo…

—Estaremos bien—afirmó más calmada.

—Kiraz ya no está sola—continúo Kerem—. Tiene a un montón de gente que la quiere. Me tiene a mí. Hazlo, te hará bien a ti y a los demás.

Así que se fue. Aceptó el trabajo prometiendo volver en las vacaciones, pero si se llegaba a enterar que algo iba mal con Kiraz, dejaba todo sin importarle qué.

Pasaron dos días desde que tuvo aquel ataque, y no sé por qué hoy le picó el bicho de “odiar a Leo”

No carezco de paciencia y el saber que no podía echar a Matias sin fundamentos que comprometan a la empresa, empeoró mi humor.

—¡Cállate! —grité cerrando la puerta tras de mí.

Estaba enojadísimo. Había llegado a mi límite. No me derrumbaba frente a nadie, pero exploté. Llegué al punto donde no pude más.

—¡Cállate maldita sea! —la tomé de las muñecas para que deje de pegarme—¡Cierra la boca y escúchame! ¡Me estás matando! ¡¿Te enteras?! ¡Perdí a quien era como una hermana para mí! —las lágrimas se juntaban de a poco en mis ojos— ¡Casi mueres tú también! ¡Y sí, te cuidé a pedido de mi primo! ¡Pero luego te cuidé porque más que el último deseo de alguien, yo necesitaba hacerlo!

» ¡Me enamoré de ti, carajo! ¡Ódiame si quieres! ¡Adelante! ¡Pero todo lo que siento por ti es real! ¡Es la maldita verdad! ¡No finjo con mis sentimientos!

— ¡Te amo! —noté su cuerpo tensarse ante aquellas palabras—. No sé de qué otra forma quieres que lo demuestre. ¡No iba a dejarte sola! ¡No estaba dispuesto a perderte! ¡Bien! ¡Ódiame! ¡Mándame al carajo! ¡Pero vas a escucharme! ¡Vas a escuchar toda la historia, Kiraz! y luego haces lo que te venga en gana.

—No sé qué estás esperando —riñó y yo solo quería callarla con un puto beso.

—Mi primo es Mark, sí.

Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora