Kiraz
Abrí mis ojos. Ya no tenía la venda cubriéndome. Miré a mi alrededor buscando algo que me orientara, ¿dónde estaba?
Era una habitación. Cama de dos plazas. Dos mesas de noche a cada costado. Ventanas cerradas. Voy hacia ellas rápidamente, intento abrirlas, pero están trabadas y del otro lado hay maderas que te prohíben ver el exterior.—¡No!
—Estamos dentro de la ciudad, cerca. Pero muy lejos de la casa de tu novio.
Sin sorpresa alguna, miré hacia atrás, salía del baño.
Ni siquiera podía sentir miedo, era solo asco.
—Matias. Qué sorpresa, de tooodas las personas en la tierra jamás —llevé una mano a mi corazón aprovechando que estaban libres —creí, ni por un momento, que justamente tú, estarías metido en esto—hice un mohín.
—Me encanta tu sarcasmo—se acercó a mí y yo lo abofeteé.
—Eres repugnante.
—Te gustaba.
—Tiempo pasado, ¿por qué haces esto? ¿ah?, ¿qué quieres conseguir? Perdiste a todas, Matias, estás solo, ¿por qué insistes?
—Me queda Morgan —sacó un cigarro del bolsillo de sus pantalones y lo encendió.
—¿Morgan?
—Así es—dio una profunda calada—¡Dios mío! —lo expulsó—. Estoy emocionado, quiero ver la cara de idiota de tu novio cuando lo sepa.
—¿Saber qué? ¿Vas a matarme?
—No, no, no, yo no soy asesino. Es decir—hace un gesto pensativo—, tu novio, Mark, él no cuenta.
No sé ni cómo, ni de dónde saqué fuerzas, pero estaba hecho, lo estampé contra la pared y comencé a quitarle el aire avivando el agarre de mi brazo en su cuello.
—¿De qué hablas? ¡¿De qué mierda estás hablando?! ¡¿Qué carajos te pasa, imbécil?!
—¿Y Leo? —dijo cada vez más bajito por la falta de aire— ¿De verdad crees que llegó a tu vida por casualidad? ¿Obra del destino? ¿De verdad eres tan ilusa para creer que no sabía quién mierda eras? —rió.
Aflojé el agarre, y Matías aprovechó eso para empujarme al suelo, darme vuelta y sentarse arriba mío.
—Hay muchas cosas de la que eres ignorante, Kiraz—susurró a mi oído —. Pero no te preocupes que me voy a encargar de que sepas todas y a lujo de detalle. Empezando por ...
—Mark es mi nieto —sonó una tercera voz.
Ambos levantamos la mirada hacia la puerta frente a nosotros.
—¡Colón descubrió América! —ironicé revoleando mis ojos— ¡De verdad eres una loca sin frenos!
Matías se contrajo aguantando la risa.
—No uses ese tono conmigo, mocosa.
—Pues no digas lo obvio.
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Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]
Non-FictionEl amargado. La quejosa. Él con sus secretos. Ella con los suyos. Él con el ego por los cielos. Ella con millones de dudas. Y aún así, esta.....es su historia. © Todos los derechos reservados Queda totalmente prohibido copiar, manipular y/o extraer...