Capítulo 7

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Kiraz


A la mañana siguiente me desperté por un dolor de cabeza infernal, poco a poco volvía al presente, siendo más consciente del olor a café que había en la sala.

Me senté, giré mi cabeza hasta encontrarme con Leo preparando el desayuno. Estaba de espaldas a mí, y, ¡Oh casualidad! Otra vez al descubierto, este hombre no sé qué pretendías de mí, la verdad.

—Disculpa, ¿sufres menopausia mañanera o algo así? —pregunté frotándome los ojos—. Oye, te estoy hablando—insistí al notar que ni siquiera volteó a verme—¡Leo! —tomé la almohada que estaba al pie del sillón y la tiré en su dirección. Extrañamente le di en la cabeza.

—Auch—se dio vuelta quitándose los audífonos.

—Lo siento —me encogí un poco ante aquello.

<<Va a matarte. Mira la seriedad que trae, te degollará>>

Siempre está serio. Y si me mata, la señora Angelique hará lo mismo con él...no le conviene.

—Es un avance —dijo volviendo a su tarea.

¿A.…vance?

Me calcé, luego de quitarme la manta que no recuerdo anoche haber tenido.

Me acerqué hasta el desayunador mirando su espalda, solo mirándole algunos lunares, como el que tenía bajo su nuca. Lo miré, pero no teniendo un pensamiento morboso ni nada, solo....

—¿Qué pasó ayer?

—¿Que recuerdas? —se dio la vuelta dejándome un café y luego fue por el suyo para sentarse frente a mí.

— El vídeo. Haber ido al bar y encontrarme a la novia de mi ex. Y luego…nada.

—Acabo por ti—carraspeó—. Te agarraste de los pelos con ella, desconozco el motivo, te llevó la policía y estando borracha, dijiste que eras mi novia.

Me ahogué con el café empezando a toser descontroladamente.

Leo se levantó hasta llegar a mi lado y palmar mi espalda.

—¿Qué yo qué?

—No podían dejar encerrada a la novia de Leo Arat, así que me llamaron para ir por ti. Agradece que Simon me conocía.—volvió a su lugar.

—¿El que te saludó como amigo de toda la vida y a mí me machucó?

—No te machucó, quejosa.

—Lo hizo—me defendí—. Y eso no es lo peor...
Tal vez sí recuerde un poco. Tengo que volver al bar a limpiar todo lo que yo “rompí”—exclamé entre comillas bufando.


—Me parece lo justo.

—¿Lo justificas?

—Cometiste un error, Kiraz, y tienes que asumir las consecuencias.

—Sí, y para colmo, también pagar lo que rompí—protesté—no fui la única en esa pelea, ¿de dónde voy a sacar dinero?

Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora