Capítulo 14

489 30 2
                                    

Kiraz


Hoy volvía tanto Angelique como Paul, lo que significaría que regresaría a trabajar con ellos.

Cuando pasó lo de Alma, y que tuve que limpiar el bar, resultó ser que el hombre quedó conforme con mi trabajo y me ofreció un puesto, más ingresos, mejor para mí. Además, Cameron no era malo después de todo, creo que aquella noche solo saqué lo peor de él.

Así que, saldría de los señores Renner y me iría al bar.

Pero Leo me puso una absurda condición, que Henry me buscaría todas las noches en el trabajo.

Luego de aquel abrazo la otra noche, podría decirse que la cosas con él cambiaron. Si bien sigue siendo un desconocido, no es taaan amargado como creí, quizá sí lo juzgué demasiado rápido.

Sí, quería saber qué es lo que le afligía esa noche, iba a esperar, ya me estaba adelantando a querer saber de él, cuando no debería ser así.

—Es bueno volver a verte—dijo Morgan dándome un cálido abrazo—. Willy estuvo insoportable.

—¡Te escuché! —exclamó desde la cocina.

—Como sea. ¿A qué se debe tu pronto regreso? ¿Y cómo hiciste para escapar?

—Que yo sepa, no tengo secuelas de gravedad—me crucé de brazos—. Puedo caminar, correr y demás. Aparte, no me ves hace dos semanas, pensé que me extrañabas. Y en cuanto al escapar, no lo hice, logramos llegar a un acuerdo.

—Ah, bueno—sonrió—. Me alegro que hayas vuelto, pero en dos horas vienen y todos aquí queremos recibirlos con la mejor.

Dos horas después habíamos acabado con la inmensa casa, en total, éramos cinco, nosotras dos limpiando, Willy cómo cocinero.

—Kiraz, hija—se acerca a mí la señorita Angelique y llena mis mejillas de besos.

Si bien ella jamás pudo tener hijos, se llevaba bien con Julia, la hija de Paul, y a mí me consideraba una. Todavía recuerdo cuando mi abuela murió. Por obra del destino me crucé con Paul, me vio en mi peor estado y me ofreció un techo. Acepté al menos por esa noche, y luego todo surgió por sí solo. Así que sí, aunque le tengo respeto y lo trato de usted, lo veo como un padre, al menos la definición que yo tengo de tal.

—Ven aquí—me extendió sus brazos el hombre para que lo abrace. Lo hice, extrañaba su perfume—. Agradece que Leo estuvo ahí para cuidarte. Porque no nos dejó que te trajéramos, el muy obstinado quería encargarse. Créeme, no hay quien pueda contradecirlo.

—Es buena gente—lo defendió ella—, déjalo ya. Quedaste en buenas manos.

—Eso sí—Paul se separó de mí—, apenas veas que se pasa de la raya, vienes aquí, no lo dudes, Kiraz, acude a nosotros, no mordemos.

—Lo sé—sonreí tímidamente.

Willy sirvió la cena y yo me despedí, debía ir al bar. Mi mejor amigo me puso comida en un tupper para que no muriera de hambre.

—Gracias—lo abracé antes de marcharme.

¥¥¥

Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora