Kerem
El viaje transcurrió en silencio y al estacionar frente a su casa miré por el espejo retrovisor, estaba en el asiento de atrás durmiendo. Sin generar ningún tipo de ruido golpeé el manubrio una y otra vez hasta el cansancio. Ya no me quedaban lágrimas, intenté llorar, pero no pude.Me saqué el cinturón de seguridad y bajé. Abrí la puerta de atrás y luego de quitarle el suyo, la tomé en brazos llevándola a la casa de Nani.
—Gracias por sacarla de aquí—susurró Nani luego de salir de su recámara.
—No hay de qué—sonreí de costado—. Debo irme, papá salió de su turno y me está esperando.
Ella se despidió agradeciendo una vez más y yo crucé a mi casa.
Tiré la mochila al sofá y me senté apoyando mis codos en las rodillas. Enterré mis manos en mi cabello mirando el piso. Sentía la vena de mi cuello y la ira recorriendo cada célula de mi cuerpo.
—¡Abusó de mí! ¡Mi papá me obligó a hacer cosas que yo no quería! ¡Me besaba en lugares que no quería! ¡¿Comprendes?!
Cerré mis ojos con fuerza. Todavía puedo sentir el nudo en mi garganta y como.
—¡Le dije a mamá! ¡¿Y cómo acabó todo?!
Muerta.—No quería ir a la cárcel, y si me veían herida, no podían dudar de mí. Sería una víctima.
—Lo eras.—¡Dios, lo era! ¡Siempre lo fue! —tiré mi cabeza hacia atrás.
—¿Kerem?
Vi hacia el costado. Alex con su ceño fruncido mirándome preocupado. El nudo en mi garganta aumentó.
—¿Qué pasa? ¿Qué fue lo que dijo? —se aproximó sentándose a mi lado.
—Era un hijo de puta. Ni siquiera debería llamarse padre. No lo es ¡Nunca lo ha sido! ¡Siempre fuimos nosotros! ¡No debió terminar así! ¡Estábamos bien juntos! ¡Los cuatro juntos! ¡¿Por qué tuvo que cambiar?!
—Nunca me cayó bien, es algo que jamás te oculté. Cuando pasó todo, ya…ya con maldito hecho de…—cerró sus ojos y todo el cuerpo se le tensó—. Mi odio aumentó cuando ella me contó lo que le obligó a hacer. Fue como si tuviera un frasco de odio y ese hijo de puta lo llenara solito por toda la mierda que le hizo a Aimara.
—No le voy a perdonar jamás.
Rió secamente y me miró.
—Mi intención siempre fue mantenerte al margen de esto. Qué no sintieras odio cuando tú no has presenciado nada.
—Hasta que lo hice. Y con esto, con lo que hoy me contó, incrementó un odio que jamás creí tener y encima a un puto muerto. Abusó de ella—decirlo ya dolió —¿Por qué no hice lo que me pidió? ¿Tanto me costaba? —las lágrimas comenzaron a caerme —. De haber hecho bien el trabajo, Aimara no estaría muerta y Kiraz no habría sufrido todo lo que sufrió. ¿Y qué? —largué un sollozo—, no sirvo como hombre, como hijo, ni como hermano.
—Kerem—intentó tocarme, pero me alejé.
—¿Sabes por qué estamos aquí? Porque Maya no podía venir, está en otro país. ¿Vinimos de visita? No ¿Vinimos a ver cómo es el clima? No. Vinimos a cuidarla fingiendo ser sus vecinos. Cuidarla de un hijo de puta que intentó hacerle lo que Santos le hizo. ¡Qué de santo tiene una mierda! —me levanté impetuoso.
Me di la vuelta y subí escaleras arriba dejando a mi padre en la sala. Cerré la puerta con brutalidad y me senté sin separarme de ella. Abrasé mis rodillas enterrando mi cara entre medio.
—Me hubieras matado.
—¿Qué?
—Si te pasaba algo, mi papá y yo jamás te habríamos conocido. Y, francamente no me imagino que hubiera sido de nosotros si tú morías aquel día. Espero que algún día entiendas la importancia inmensa que tú tienes en mi vida y en la de mi padre. De verdad, yo.... simplemente gracias por no hacerlo.
¥¥¥
Abrí mis ojos luego de que sonara la alarma. Eran las ocho de la mañana. Me estiré. Todavía me dolía la cabeza. Lloré como un niño arrinconado y ni una maldita pastilla para calmarme funcionó.Salí de mi habitación encontrándome a papá preparando café.
—¿No trabajas hoy?
—No programé ninguna cirugía. Mis pacientes están de maravilla —me miró de reojo poniendo las tostadas en un plato—, lo cual no me sorprende ya que soy uno de los mejores pediatras. ¿Qué decirte?, los niños me aman.
—Eres creído. Las madres también te aman, babean por ti.
—No me había dado cuenta.
—Sé que no—sonreí de costado ayudándole con el café.
Ambos nos sentamos a desayunar y luego de un extenso silencio, inició:
—¿Quieres que hablemos lo de anoche? Y antes que me digas qué, es todo, Kerem, quiero saber lo que te dijo, como llegó a decírtelo. Quiero saber también, asegurarme más bien, que no harás una estupidez. Vinimos aquí a no llamar la atención, actuaremos de manera sigilosa. Pactaremos el movimiento y daremos los mismos pasos. El perfil bajo, Kerem, mas no quedarnos de brazos cruzados.
—Estaré más al pendiente de ella, eso es todo, más ahora que me confesó aquello. Pero no te pido, te suplico, papá, tiene que saber quiénes somos.
—Es que lo sabe, estoy seguro que sí, la cosa es que.... probablemente tenga esa etapa de su vida bloqueada, no fueron buenos años para ella.
—Para ninguno—corregí.
—Dale tiempo. Ya dimos el primer paso, estar cerca. Créeme, el resto irá solo—sonrió afable.
—¿Cómo estás tan seguro? —insistí.
—Porque la conozco. Soy su padre, ¿recuerdas esa parte?
Di la vuelta hasta llegar a su lado de la mesa y lo abracé cómo cuando tenía siete. Lo abracé fuerte sintiéndome un niño de vuelta cuando lloré todo el día y los siguientes sin Kiraz.
—Nosotros somos su familia, Kerem. Tú, eres su hermano, y yo su padre.
—Te prometo que no voy a dejar que nadie más la toque.
—Creo que esa es una promesa más bien personal —seguía sin soltarme —, me parece que es algo que tú mismo te propusiste. Y estoy seguro que podrás, siempre has podido.
—Te quiero hermanita.
—No soy tu hermanita.
—Pero podrías serlo.
Pero lo eres.
Aunque no lo recuerdes, lo eres.
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Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]
Non-FictionEl amargado. La quejosa. Él con sus secretos. Ella con los suyos. Él con el ego por los cielos. Ella con millones de dudas. Y aún así, esta.....es su historia. © Todos los derechos reservados Queda totalmente prohibido copiar, manipular y/o extraer...