Capítulo 53

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Un mes después




Kiraz


Tomó mi cabeza estampando mi cara contra la pared. Escuché como se quitaba el cinto, como bajaba su cremallera y así, sus pantalones.

¿No estaba en el suelo?

Sus manos separaron los cachetes de mi trasero y sentí su glande ingresar por ese pequeño orificio de manera abrupta.

Parpadeo, mi abdomen raspaba con aquella áspera textura en lo que él entraba y salía de mí.

Grité inevitable. Él reforzó el agarré haciendo que mi mejilla doliera más contra el cemento de aquella pared.

Cada penetración iba con más fuerza. Con más profundidad.

—¡No!

Abrí mis ojos. Me encontraba en una habitación. Habitación que no era mía. No estaba en mi casa, ¿dónde estaba?

Las luces estaban apagadas. Por más que intenté prenderlas, no lo hacían. Grité más desesperada aún. No reconocía mi propia voz.

Pedía ayuda. Y las luces se prendieron. No podía controlar mi cuerpo. Estaba en el suelo. En la fiesta. Me desconecté, eso es lo que pasó.

—¡Kiraz!

Matias estaba ahí.

Frente a mí.

Quería que se fuera.

¡No debería estar aquí!

Me hice un bollito.

—¡Aléjate! ¡Vete! ¡Déjame!

—¡Mírame, soy yo!

—¡No me toques! —le golpeaba, pero él no me soltaba.

De pronto lo hizo.

—¡Leo!

Pero él no aparecería.

Se escucharon unos pasos llegar hasta mí. Yo clavaba mis uñas en mis brazos.

<<Despierta>>

Es una pesadilla.

<<No es real>>

—Ya estoy aquí —alguien me abrazó susurrándome suave al oído —. Escúchame. Estás en mi casa.

—¡Déjame! —intentaba quitármelo de encima.

—Soy Leo, Kiraz.

—¡No! ¡No!

—¿Tienes algún calmante? —preguntó una voz a la lejanía.

Basta de pastillas.

—No—respondió la persona frente a mí —. Kiraz—me pegó a su cuerpo con cuidado y ese acto delicado y familiar me rompió —. Es solo una pesadilla, ¿sí? Abre tus ojos, estás bien ahora.

No, eso era mentira, ya había soñado con él antes, y al despertar, no era real.

—¡No es cierto!

Levantó la blusa de mi pijama sin despegarme de su cuerpo. Yo seguía moviéndome desesperadamente. Llevó su mano a mi columna vertebral y tocó con dos de sus dedos, un punto en específico que logró calmarme. Apoyé mi mejilla en su hombro dándome por vencida.

—Eso es. Calma.

Abrí mis ojos de a poco sin cambiar de posición. Me sentía cómoda. Estaba en la recámara de Leo. Kerem permanecía bajo el umbral de la puerta, y Leo no me soltaba. Tenerlo cerca, de verdad cerca, con nuestros cuerpos juntos, yo bajo sus brazos, me tranquilizó.

Sus manos apretando mi cuello.

Aire. Quería respirar.

—Es un ataque de pánico—escuché la voz de Kerem.

Me retorcía en el suelo.

—¡No quiero! ¡No me gusta! ¡No quiero!

—Aquí estoy—hablo Leo, su voz me aturdí pese que susurrara.

Mamá una vez tuvo uno de esos ataques—me confesó en lo que tomábamos helado—. Son una mierda—suspiró.

—¿Y cómo se soluciona? —pregunté de verdad interesada, quería cuidarla.

—Solo queda averiguar—se encogió de hombros y no se tocó más el tema.

—Voy a llamar a Maya—reconocí su voz.

Y eso fue lo último que escuché antes de cerrar los ojos y que el silencio invadiera mi ser.


¥¥¥


Kiraz, yo...

—Ya lo sabe—dijo Kerem en la puerta, cruzado de brazos apoyado en la pared.

—¿Qué? —su semblante cambió a sorpresa.

—Hace tiempo.

—Lo deduje—confesé luego de tomar un poco de agua—. Sus caras me…me sonaban tan familiar. Cuando tuve fiebre me vinieron recuerdos. Claros y concisos. Despertar, verte a ti—la voz se me quebró.

Alex me abrazó. Besó mis mejillas, mi frente, mi nariz. Me miró con lágrimas en sus ojos.

—Gracias por no olvidarnos—espetó Kerem sin, moverse. Solo sonrió.

—Gracias por no odiarme—titubeó.

—No puedo odiarte—luego miré a Kerem—, a ninguno. Son mi familia. Eres mi papá—decirlo me quitó un gran peso de encima—. Tú eres mi papá, siempre fue así.

Abrí mis ojos. Estaba en el suelo, con los pies apoyados en la pared y mi cabeza en el regazo de Leo. Él me estaba mirando. Pánico es lo que dominaba todo de él.

Acercó su cara a la mía y besó mis labios. Acepté gustosa. Con mi cara húmeda por las lágrimas que tenía, pero las acepté igual.

Lo amaba. Yo de verdad lo amaba.

Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora