Kiraz
—Mierda, mierda, mierda —me alteré pegándome la vuelta con intención de esconderme.
—¿A dónde tan apurada? —me frenó del brazo empujándome a su cuerpo.
—¿Es broma? Tu madre está del otro lado de la puerta, ¿cómo estás tan tranquilo?
—No tengo nada que no haya visto.
—¿Y la erección que de allí abajo? —reñí.
—Quejosa—me besó—. Es tu culpa.
Me pegué la vuelta y subí apresurada a vestirme mejor rogando que él hiciera lo mismo.
Entré por mis bragas y mi ropa de ayer, mejor eso a nada. Cuando acabé me miré en el espejo que había junto a la ventana.
Lo hice por primera vez luego de semanas. Me inspeccioné de pies a cabeza. Cerré mis ojos.
—Luego de esto estoy seguro que Leo no querrá tocarte —me susurró entre jadeos.
Los abrí.
—Te equivocaste, Matias.
Sequé mis lágrimas.
Practiqué mi sonrisa.
Salí.
Cuando bajé, Grettel estaba sola.
¡Qué Dios, el universo y la jirafa misma me den paciencia! porque solo somos nosotras y temo por mí.
No me acerqué a ella, la saludé de lejos y fui directamente a la cocina a sacar el café que ya estaba listo.
—Leo no está—dijo.
—Sea lo que sea que quiera decirme, prefiero que esté su hijo presente.
—Quiero disculparme... contigo.
Frené mis movimientos y lentamente me di la vuelta, no daba crédito a lo que acababa de escuchar. Es más, estaba segura qué alucinaba, no, no podía ser cierto.
—¿Perdón? —comencé a acercarme —, creo que no oí bien. Me pareció....
—Escuchaste perfecto —se levantó—. Si me das una oportunidad, quiero contarte el motivo por el que te he tratado así.
Asentí en silencio y me senté en el sofá frente a ella.
—Mi madre era una mujer digna de la indiferencia. Si no tenías la misma clase social que ella, no te trataba igual. A mi esposo lo tenía como lo mejor, pero entonces…—se atrevió a cruzarse hacia el mismo sofá donde yo estaba y me miró—. Ahí llegó tu madre.
¿Qué?
—Mirco conocía a Santos y a tu madre, siempre fueron amigos, pero…Santos se reveló y Aimara pidió ayuda. Mi madre creyó que ella lo estaba inventado, y que era mentirosa. Así que me alejé de ella por años, y me alejé aún más cuando trató indiferente a Leo, y aún más cuando dijo que el que perdiera mi emprendimiento y Mirco su trabajo, era por culpa de Aimara.—suspiró.—La odié, en un principio odie a tu madre, la excluí de mi vida y corté todo tipo de relación con ella. Inclusive me negué a que siguieras yendo a mi casa.
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Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]
Non-FictionEl amargado. La quejosa. Él con sus secretos. Ella con los suyos. Él con el ego por los cielos. Ella con millones de dudas. Y aún así, esta.....es su historia. © Todos los derechos reservados Queda totalmente prohibido copiar, manipular y/o extraer...