Capítulo 11

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Leo

Abrí la puerta con ímpetu llevándome las palabras de la enfermera al pote de basura. Necesitaba comprobar con mis propios ojos que ella estaba bien.

Sin embargo, la imagen que me brindaron mis ojos, no es la que yo quería ver.

—Le dije que no podía pasar.

—Y yo le dije que no iba a obedecerle—me defendió el hombre.

Me acerqué a ella y creo que más preocupado de lo que me gustaría demostrar, la estudié. Podía preguntarle cómo estaba, como se sentía, sin embargo, nada de eso me importaba, lo único que quería era el nombre del imbécil que se atrevió a tocarla.

—¿Quién fue? —mascullé.

—Torpeza mía limpiando.

—¡La casa estaba limpia! ¡¿Quién fue?!

¿Se piensa que soy idiota acaso?

—Kiraz....no me tomes por lo que no soy. Dime quién te hizo esto. Es mejor que cooperes porque tengo un nombre en la mente, tú no me lo dices, y le hago caso a mis instintos. Posiblemente termine dañando a un inocente, lo cual dudo porque ese enfermo tiene de inocente lo que yo de pobre. Habla.

—No insistas.

—No mientas.

—¿En qué cambia que te lo diga o no?

—Eso no debería importante.

—Menos que menos, mira si...

—¡Kiraz! ¿Qué acaso no te has visto la cara? Dime. Quién. Fue.

—En mi defensa, y los derechos que tengo, como ser humano.

Está chica iba a matarme.

La tomé de la nuca atrayéndola hacia mí, buscando sus ojos.

—Mírame, mírame—ordené—. Me importa una mierda tus derechos humanos y no sé qué más, te tuvieron que hacer cuatro puntos por un golpe en la cabeza, tienes un moratón en la mejilla, uno alrededor de tu ojo, puedo asegurarte que, si te toco, chillas. Y una cortadura aquí.

—Sss.

—Exacto—me alejé—, duele, ¿verdad?

—No vas a hacerlo.

—No vas a detenerme.

—¡Leo, no puedes meterte en problemas por mi culpa! ¡Déjalo ya! ¡No lo vale!

—¡No es tu culpa!

—¡Lo es! ¡Desde que nos conocimos solo he invadido tu casa, roto tus cosas!

—Créeme, me hiciste un favor—admití más calmado—, odiaba ese jarrón.

—El punto es que no te he solucionado nada. No he hecho nada bien, lo cual no me sorprende.

—Cállate...

—No...

—¡No sabes lo que dices! —reñí—¡No tienes idea! ¡Basta!

Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora