11. Verdad.

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Reach for my hand
'Cause it's held out for you

Reach for my hand'Cause it's held out for you

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11. Trust 

El pecho de Wynter subía y bajaba con desesperación. Se frotó sus ojos, creyendo que se trataba de una mera alucinación, pero nada cambió. Era real, las manos de Jessica desprendían pequeños rayos azules.

—¿Demasiado? —preguntó, volviendo a la normalidad al ver que Wynter clavaba sus uñas en la almohada.

—Si... no... un poco. ¿Cómo es posible esto? ¿Acaso te caíste en un estanque con anguilas eléctricas?

—No, Wynter es que mi madre...

—¡Dijiste que tu madre era electricista! —exclamó alterada — ¡¿Cómo.. qué...?! Dios, no entiendo nada.

Por un instante, Jessica se preocupó al ver que Wynter estaba extremadamente alterada, pero hizo lo imposible para verse tranquila.

—Por favor, no entres en pánico —pidió, procurando no alterarla más—. En teoría no mentí, mi madre si era electricista, pero...

—¡¿Pero qué?! —La interrumpió alterada.

—No lo diré hasta que te calmes ¿Okey? Si quieres que te diga, deberás volver a poner tu pie adentro —murmuró, observando el pie derecho de ella—. De lo contrario, no diré nada.

—¿Nos mentiste? —dijo, sin obedecer—. ¡¿Cómo pudiste ocultar tremenda cosa?!

—Técnicamente no mentí....

—¡Solo ocultas la verdad! —gritó tan fuerte que Jessica se espantó—. ¡Es lo mismo!

No era lo mismo y Jessica lo sabía. Mentir era decir que era una loba común y corriente, que le agradaba los humanos o que no tenía nada que ocultar. Mentir era hacer daño y ella no tenía esas intenciones. Ella solo omitió solo para el bien común y, si era necesario, lo seguiría haciendo... Bueno, aquello lo decía para consolarse un poco. 

—Wynter, prometiste que podrías con esto. No me hagas creer que tu palabra no tiene valor.

La loba impulsiva respiró hondamente, arrepintiéndose de su palabra ¿Cómo no hacerlo? Si cuando lo hizo pensó que su secreto era que se había enamorado de algún enemigo y por eso la desterraron. Nunca pensó que podría tener esa clase de habilidades. Sin embargo, ella tenía razón, lo había prometido y debía cumplir. Con extremo cuidado, volvió a poner el pie en el círculo.

—¿Caíste en anguilas eléctricas? —volvió a preguntar.

—No.

—¿Te cayó un rayo?

—Tampoco ¿Puedes dejarme hablar?

Pero Wynter no la escuchó, sino que agarró una botella de agua y se la tiró. No el líquido, toda la botella que, por la sorpresa, Jessica no pudo esquivar.

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora