17. Secretos

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I don't know how i'm supposed to breathe 

when everything you say is playing on my mind.

when everything you say is playing on my mind

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17. Secrets.

Últimamente no se sentía muy bien, cada día era más difícil de mantener la guardia alta.

Gran parte de la manada empezaba su rutina a eso de las ocho de la mañana, cuando apenas abrían sus ojos, pero ella no. Jessica lo hacía a las cinco de la mañana, aun cuando ni siquiera los pájaros cantaban. Le gustaría decir que lo hacía feliz y esperaba emocionada que los rayos de sol iluminaran su rostro, pero no. Despertaba bañada de sudor y con su pulso acelerado, incluso había días que la tos la invadía por completo, causando que Wynter se despertara.

—¿Estás bien? 

Sabía que ella tenía entendido que su vida era un misterio y que quizás la respuesta a esa interrogante nunca la conformaría, pero aun así preguntaba con la esperanza a que Jessica se abriera.

—Sí, iré a tomar aire. Descansa.

Tomó su mochila, aquel único objeto que mantenía de su antiguo hogar, y se dirigió hasta la puerta.

—Sabes que puedes contarme lo que sea ¿No? —recordó con cuidado—. No le conté a nadie sobre ya sabes. Si pude con eso, puedo con todo. No creo que haya cosa más difícil que eso.

Jessica deseó que eso fuera real, deseó sentarse con ella y contarle hasta el más mínimo detalle, como también quería hacerlo con sus alfas, pero no se lo permitiría. No lo haría ni aunque aquellos secretos desgarraran su alma.

—Solo necesito aire.

Y aunque su alma pedía a gritos que no lo hiciera, salió por la puerta para seguir enfrentando su carga.

Creyó torpemente que sus pesadillas se irían luego de conseguir si piedra, pero no lo fue. Seguían atormentándola, aún más cuando descubrió el porque Addison era tan importante para la manada...aquello había provocado que sus sentimientos se pelearan entre sí. Le seguía pareciendo una humana débil, cobarde, súper optimista y entrometida, pero había hecho algo muy grande y con mucha facilidad y eso... lo admiraba y envidiaba.

Sin embargo, entre tantos recuerdos y torturas, una voz se repetía sin para, unos ojos marrones no desaparecían de sus pensamientos. Las palabras de Wyatt no dejaban de perseguirla "Déjame entenderte" ¿Acaso serviría de algo? Si hablaba ¿Algo cambiaría? No lo sabía y no tenía la fortaleza para averiguarlo.

No volvió a la cueva hasta después del almuerzo. Agradeció que fuera sábado, pues la banda ensayaba y podía evitarlos con facilidad. Evitar a Wyatt, significaba evitar sus sentimientos raros, que era lo que necesitaba.

Aprovechó que los pequeños estaban hiperactivos y ella aburrida para poder cumplir con su palabra y entrenarlos. No les iba a tener compasión por ser unos niños, claro que no, ellos eran bestias y tenían que dar todo de sí.

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora