Capítulo 37

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You don't gotta worry 'bout another thing
'Cause I got you when you got me
I got you when you got me

You don't gotta worry 'bout another thing'Cause I got you when you got meI got you when you got me

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37. An extraordinary thing.

—Te consigue comida gratis ¿Verdad?

—No, Ween... Aunque podría intentar convencerlo para que lo haga.

La niña llevaba toda la mañana intentando encontrar una razón razonable para entender a su entrenadora y ejemplo a seguir, pero cada vez se volvía más complicado.

—¿Estás en deuda con él? —preguntó, entregándole de manera muy brusca una botella de agua a Zed.

—¡Auch! —se quejó el de pelo verde.

Los tres estaban en una cancha de futbol americano, ya que Zed le pidió —suplicó— que le ayudara a entrenar para los próximos partidos, los cuales iban a ser los más importante de su vida. Jessica no iba a aceptar, pero tras tener al zombie pegado a ella tuvo que hacerlo y sólo porque el Lykensen le pidió que lo hiciera, pues el zombie no dejaba de comerse su comida. Por su parte, Ween sólo quería reírse de Zed.

Jessica negó con la cabeza y se acercó al zombie, el cual estaba tirado en el suelo agarrándose la cara, pues la botella de agua había dado directo en su nariz.

—No seas llorón, ni tanta agua tenía —regañó Jessica—. Aún queda una hora para terminar, levántate.

—Me duele todo —murmuró con la respiración agitada— ¿Te dije que me arrepentí de haberte pedido ayuda?

—Lo has dicho desde el primer día, debilucho —respondió Ween—. La competencia está a la vuelta de la esquina y sigues llorando. Eres una decepción.

—No seas tan cruel, Ween. —Jessica ayudó a levantarse a su amigo—. Llora mucho, pero es muy bueno. Si mi padre te hubiese conocido, te hubiera dicho que eres un pequeño apio debilucho.

—¿Eso es bueno?

—Lo hubiera dicho con una sonrisa en los labios, es decir que le hubieras caído bien —se encogió de hombros.

—¿Wyatt también le hubiera caído bien? —preguntó Ween con la cabeza ladeada—. No, seguramente, no. Tal vez pensaría que te volviste loca.

—Me fascina el concepto que tienes sobre mí, Ween —dijo Wyatt, llegando junto al pequeño Will.

—Jessica me enseñó a que debo decir siempre la verdad —Sonrió, orgullosa.

—¿Y por qué mientes? Ayer dijiste que le querías —comentó Will, dando un sorbo a chocolate caliente.

—¡Eso no es cierto!

—¡Si lo es!

—¡No!

—¡Sí!

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora