Capítulo 41

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'Cause all of the small things that you do 

are what remind me why I fell for you

are what remind me why I fell for you

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41. They fear me

Cuando él abrió los ojos, lo primero que sintió fue como alguien lo abrazaba fuertemente, como si su vida dependiera de ello. Al principio, pensó que era Will, pues en una ocasión el niño se había colado en su habitación al tener su pesadilla y su madre trabajaba turno nocturno, pero no fue él. Luego pensó que se trataba de Zed... no hacía falta explicar que cuando quería se colaba en su habitación, incluso cuando estaba con Jessica.

Sin embargo, nunca hubiese imaginado que quien lo abrazaba como si de un peluche se tratara era Jessica Elizabeth Wolfmeyer.

Ella siempre partía al salir el sol y cuando despertaba ya no estaba junto a él. En mas, Jessica siempre partía riendo del lugar antes de que el primer pájaro cantara ¿Por qué riendo? Siempre que dormían juntos se pintaba los labios con su labial más rojo y llenaba de besos el rostro de él, el cual siempre era el centro de burlas en el desayuno.

Se frotó los ojos, pensando que era un sueño muy lindo y que no podía ser real, pero allí estaba, con el rostro limpio y su novia abrazándolo.

Supo entonces que la llegada de los seres azules la había alterado tanto que ni siquiera una noche entera estando juntos, leyendo, jugando, besándose, haciendo cualquier cosa menos pensar, era lo suficientemente fuerte como para que ella dejará de preocuparse. La habían alterado tanto y quizás no tanto la llegada, sino todas esas emociones que Jessica sentía, sobretodo aquella que ni el Lykensen podía ver.

Acarició su brazo con sumo cuidado como si estuviera tocando una obra de arte, tan bella, tan confusa, tan esplendida, tan valiosa y, sobre todo, tan frágil. Y se preocupó cuando ella apretó sus ojos ante el leve contacto.

—Nunca más vuelvas a absorber su energía, te lo pido como alfa y como novio, por favor —pidió cuando ella abrió lentamente sus ojos.

—No hago promesas que no puedo cumplir, Lykensen —respondió, restregándose los ojos—. Deberías saberlo ya —recalcó, dejando un beso en la mejilla de él.

—La esperanza es lo último que se pierde —replicó con esa mirada tan suya que daba vueltas el mundo de Jessica.

—Hay esperanzas que vale la pena dejar ir... lo aprendí un poco tarde, pero lo aprendí —murmuró. Si bien despertar junto a alguien que le hacía tan bien mejoraba su mañana y su día y su mes... pero ese día le estaba costando mostrar esa sonrisa que a él tanto le gustaba ver.

—¿Cómo cuál?

—Podría tener la esperanza que más de la mitad de los humanos de Seabrook dejarán de creer que soy un monstruo que destruirá su mundo en cualquier momento, pero ¿A quién queremos engañar? Eso no sucederá ni aunque extraterrestres... cierto, ya no puedo usar esa frase.

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora