𝑨𝒏𝒅 𝑰 𝒘𝒂𝒏𝒏𝒂 𝒌𝒊𝒔𝒔 𝒚𝒐𝒖, 𝒎𝒂𝒌𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒇𝒆𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒓𝒊𝒈𝒉𝒕
𝑰'𝒎 𝒋𝒖𝒔𝒕 𝒔𝒐 𝒕𝒊𝒓𝒆𝒅 𝒕𝒐 𝒔𝒉𝒂𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕𝒔
Los lobos en Seabrook viven bajo el lema "Lobos unidos", pero ¿Seguirá en pie cuando una extraña loba apa...
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1. The new alphas
Cuando los colonos llegaron a Seabrook y vencieron a los lobos, éstos se vieron obligados a partir a los sectores más escondido del bosque. Tuvieron que hacer su vida en las sombras, convirtieron, obligadamente, la oscuridad en su hogar. Sin embargo, cuando empezaron a caer los primeros grupos, los más jóvenes partieron en búsqueda de la piedra, aferrando toda sus esperanza a aquella profecía de la gran alfa. Hicieron sus vidas en donde debían cuidar sus pasos para no ser descubiertos por los humanos, pues solo estaban a unos pocos kilómetros de ellos.
La idea principal era que, al recuperar la piedra, las manadas se unirían de nuevo, pero eso no fue así. Al recargar energías, ninguna quería dejar su hogar. Los mayores decidieron seguir con la paz desde las sombras, la nueva generación decidió compartir el sol con los humanos y zombies.
A diferencia de los mayores, los jóvenes no tenían un alfa definido. Se sometió a una votación para elegir quien guiaría a los lobos, donde la opción lógica fue Willa Lykensen ¿Cómo no serlo? Todos confiaban y temían de ella, y ya había demostrado poder guiarlos.
Al momento de la decisión, las manos se fueron levantando y de la boca de todos salió un «Quiero a Willa», La victoria estaba cantada y, en el rostro de la nombrada, se asomaba una sonrisa victoriosa.
Pero nadie contaba que una traviesa e impulsiva loba pronunciara un fuerte y claro:
—Quiero a Willa, pero también lo quiero a él. —Señaló a Wyatt Lykensen.
Como si a todos le hubieran sacado una venda de los ojos y boca, alzaron su voz, pidiendo que el hermano que siempre estuvo en las sombras compartiera la luz con su hermana.
Así, muy poco tiempo después, ambos hermanos estuvieron en el ritual que los declararía alfas de la nueva manada.
—Willa y Wyatt Lykensen —habló el alfa mayor, empuñando un gran cuchillo—. ¿Prometen unir, cuidar, proteger, vengar y hasta dar la vida por cada miembro de esta manda?
—Por supuesto —respondió Willa, sin dudar.
Nadie la había visto sonreír tanto en la vida, se habían acostumbrado a las sonrisas sarcásticas.
—Lo prometo —dijo en un tono más bajo el joven, un poco abrumado.
El mayor contuvo su sonrisa de orgullo. Se acercó a ambos y con el cuchillo realizó un corte en la mano dominante de ellos. La tan preciada sangre cayó en un pequeño tazón para ser utilizada como tinta de tatuaje.
