Capítulo 31

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"Dimmi le tue verità"

"Dimmi le tue verità"

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31.  Don't do something stupid, jessica

—Ween, ven, vamos a guardar tus juguetes nuevos —murmuró el zombie preocupado por el tenso ambiente. Si hubiera sido otro momento, la niña buscaría la aprobación de algunos de sus alfas, pero en esa ocasión simplemente extendió los brazos hacia Zed—. No los dejes solos —le susurró a Wynter, olvidando que los tres alfas poseían un oído mucho más agudo que un simple lobo.

Zed apretó el hombro de Jessica mostrándole apoyo, pues sus ojos empezaban a cristalizarse al ver que la pequeña evitaba su mirada. Ella siguió con la mirada a su amigo, quien se perdió entre la oscuridad y volteó a enfrentar a aquellos lobos. Sin embargo, se dio cuenta que no estaban solos. Eliza seguía allí...pero era fácil deshacerse de ella. 

Solo le bastó dirigir su mirada durante tres segundos a aquella Tablet para que se apagara, pudo haberla explotado, pero esa Tablet le pertenecía a Zed y no deseaba dañarla. Sintió que todo había vuelto a empezar cuando Willa se puso en posición de ataque al ver sus ojos azules.

—Prometiste no volver a hacerlo —murmuró Wynter al notar pequeñas heridas en su cuello.

—No hago promesas que no puedo cumplir —respondió con simpleza, recordando el día que le contó su secreto—. Te dije que no lo usaría esa vez porque no me hacía falta.

—Prometiste que responderías mi pregunta —recordó él cuando habían viajado a la casa de su padrino y ella le había mostrado una parte de si misma.

—Prometí hacerlo algún día y ese día no es hoy.

—¿Y cuándo será? ¿Mañana? ¿En un mes? ¿Un año? ¿Cuándo estemos muertos y vayas a nuestra tumba? —atacó Willa y sería una mentira decir que no le dolió aquello—. El día tiene que ser hoy.

—No, Willa —negó ella—. No sé lo que "averiguaron" de mí, pero les aseguro que no tiene nada que ver con la realidad. Y si quieres confiar en una zombie que intenta averiguar secretos de un lobo con recursos humanos, déjame decirte que no has aprendido nada de mí, de tus ancestros, de su propia historia.

—No tienes derecho a decir lo que sé o lo que no, Jessica. —Willa la enfrentó. Quedando tan cerca de ella como pudo. Los ojos de ambas estaban cristalizados, no sabían si por bronca, dolor, tristeza. Wynter se puso en medio extendiendo una mano hacia Jessica, mientras Wyatt tomaba el brazo de su hermana—. Nosotros somos los alfas...

—Yo también lo soy —interrumpió—. Y sé cómo manejar a una manada, me criaron para ello. Si no lo hago con esta es porque no quiero, pero te aseguro que yo nunca hubiera desconfiado de un lobo por la palabra de alguien externo a mi mandada.

—Tal vez ese fue el error de tu manada, de tu padre —replicó Willa.

Jessica suspiró indignada. Miró a los ojos de Wyatt y, realmente, esperaba que la razón de su silencio fuera porque intentaba apoyar a su hermana y no porque él también creyera en ello. Le suplicó con la mirada que no dijera nada que pudiera dañarla.

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora