29.2. Yo no lloro

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29,2

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29,2. I don't cry.

Jessica pensaba que era muy pronto para una muestra de combate a unos niños que apenas habían ganado una buena resistencia y que aún les faltaba mucho para poder realizar un combate decente. Una muestra provocaría que desearan realizar movimientos que ellos no estaban listos para hacer. Sin embargo, les había marcado un reto a los pequeños y el que ganara podía pedirle lo que sea. Era el mismo reto que le había dado a Will y Ween aquella vez cuando pelearon en el barro, por lo que sabía perfectamente que él sería el vencedor. No se equivocó, el pequeño había resaltado entre todos, pero, con lo que no contaba, es que decidió complacer a su amiga y pedir una dichosa muestra de combate.

No pudo ir contra su palabra, por lo que tuvo que buscar a un contrincante, pero aquel día, por alguna extraña razón, todo los miembros de la manada estaban ocupado o ponían excusas tontas para todo. No le quedó otra que levantar a Wyatt, un sábado a las ocho de la mañana y suplicarle que fuera con ella. Tal vez él se negó, pero claramente Jessica lo obligó a ir.

Y estaban allí... varios metros lo separaban y, aun así, sus ojos no abandonaban los del otro. Todos los que estaban allí, pensaron que se miraban con ganas de extinguir a su rival, pero no era tan así. Los ojos de ambos solo irradiaban determinación.

Una pelea entre alfas, entre el alfa y su entrenadora, era algo que unos niños no querían perderse; mas algunos de los niños temían no poder frenar la pelea, mientras que otros estaban ansiosos de ver el resultado.

—Tres, dos, uno ¡Ya! —exclamó Ween a la velocidad de la luz.

A diferencia de la primera vez, Jessica disfrutó más el combate, pues en ese momento Wyatt si que le estaba dando batalla. Incluso había logrado darle un golpe en su abdomen que le había dolido, pero ella no se había quedado atrás.

No fue un enfrentamiento largo, pues no era su pasatiempo favorito golpear al Lykensen, así que decidió acabar el combate cuando encontró el momento preciso para dejarle una lección a los niños. Bloqueó un puñetazo y enganchó sus piernas alrededor de la cintura del Alfa, haciéndolo rodar al suelo; ya sobre él, sujetó su brazo izquierdo, logrando inmovilizarlo por completo.

—Una lección importante —Solo bastó decir eso para que unos niños sacaran una libreta de sus bolsillos—. Siempre que den un golpe, van a dejar expuesta otra zona de su cuerpo. No importa de que lado estén, no importa que golpe hagan, una zona siempre quedará vulnerable.

—¿Y cómo gano? —preguntó Ween.

—Pensando rápido, golpeando sin dudar. No pueden dejar que su contrincante lea sus movimientos, busquen un factor sorpresa.

—Eso es más fácil para ti, pues lanzas rayos —bromeó una niña, sacándole una pequeña risa a todos, hasta a Jessica.

—No esperaba eso, entendiste el factor sorpresa. Felicidades —dijo y la niña festejó alegremente— ¿Otra duda? —cuestionó y Will levantó la mano—. Adelante.

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora