Capítulo 47

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It'll start to change.

And you know that where we are will never be the same

 And you know that where we are will never be the same

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47. Blue Moon

Todos le aplaudían su nueva victoria, tal vez hasta había roto algún record ¿Alguien llevaba la cuenta? Ese tipo ganaba todo. Y lo hacía con tanta facilidad que, esos que eran derrotados por él, sentían una bronca terrible y, peor aún, una decepción consigo mismo.

Había pasado con su amigo, su mundo cayó en picada cuando vio su nombre caer del muro de records o de la lista de promedio.

—¡Muy bien, A-lan! —festejaron muchos, entre ellos su amigo zombie.

Al parecer, ya no le dolía ver como alguien extraordinario lo vencía. Tal vez habían forzado una relación en estas últimas semanas, tal vez le habían lavado la cabeza, tal vez su amigo era muy tonto, tal vez, tal vez... ¿Servía de algo preocuparse en lo que podría ser? No lo sabía, pero no podía evitarlo.

—¡Tenemos un nuevo invicto!

Muchos aplaudieron, menos los segundos lugares... menos él.

—Queda tiempo para un enfrentamiento más —aviso el entrenador—. ¿Alguno se anima a participar?

Desde que Seabrook había dejado de ser una comunidad perfecta y sin conflictos, los deportes y actividades de la preparatoria se extendieron, muchos maestros sintieron más libertad a la hora de dictar clases... entre ellos el profesor de Educación física, quien fue de los que mejores lo aprovechó. Puede que le gustase el drama o puede que no quería una vida aburrida. Por lo que, un cuarto de su hora, consistía en jugar uno que otro juego, pero el transformaba juegos tan simples como el gato y el ratón y los volvía mucho más bruscos ¿De qué manera? Quitando las reglas.

—¿Nadie?

Los estudiantes no conectaron miradas con el profesor, nadie quería humillarse al perder contra él, nadie quería subir al ring... menos él.

—¿En serio nadie?

Ninguno tenía la confianza para ganar... excepto él.

Entre todos los estudiantes, su mano se elevó. Los lobos rápidamente aullaron alentándolo.

—Lykensen.

A Wyatt no le ofendió el tono de sorpresa que usó el profesor, pues a él nunca le había interesado mucho sobresalir en las clases de deportes. Entrenaba, sí, pero sólo para hacer valer las capacidades de alfas que le habían sido otorgadas y, así estar preparado para todo.

—¿Estás seguro? —preguntó uno de la manada mientras le ataba una cinta amarilla en su cabeza. El alfa asintió—. No hace falta que diga que sé que ganarás ¿O sí?

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora