Extra 2

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This thing we been doin'

Ain't working outWhy can't you just admit it to me

Extra Parte dos: Miradas complicadas.

Jessica:

Necesito que vengas lo más antes posible.

Ninguno de los dos lo pensó dos veces y armaron sus bolsos por separados. Jessica no era de pedir favores y, mucho menos, ayuda, por lo que supieron era importante. Estaban tan sumergidos en sus pensamientos, preocupados por su antigua entrenadora, que no se dieron cuenta de que ambos estaban en el mismo autobús. Fue hasta que bajaron del mismo que captaron la presencia del otro.

Ween pretendió seguir con su rol y simular que ese encuentro nunca existió. Llamó un taxi y, cuando estuvo a punto de cerrar la puerta, una mano se la impidió.

—Supongo que te llegó el mismo mensaje —dijo él, sin verla, sentándose a su lado—. Si es tan urgente, tenemos que llegar lo antes posible juntos. No podemos hacerla esperar.

Ella tan solo asintió. Mientras él le daba la ubicación al taxista, ella perdió su mirada en la ventana. Sin embargo, pegó un salto cuando él pasó una mano por delante de ella, se ilusionó pensando que era un abrazo de disculpas (aunque sabía que él no debía disculparse por nada), pero solo buscaba ponerle el cinturón de seguridad. Esa también era una costumbre entre ellos y, a pesar del momento, ella se alegraba que no se haya esfumado.

—Estaba pensando —ella rompió el silencio mientras él buscaba dinero para pagar al taxista—. Deberíamos... ya sabes...

El conductor tuvo que tomar el dinero de las manos de Will, pues este se había quedado congelado, pues si bien ella no había terminado la frase, ya se conocían lo suficiente como para entenderse.

—Pretendes que sigamos actuando como la mejor versión de nosotros ¿Verdad?

El taxista demoró en buscar el cambió al escuchar el tono brusco que él usó.

—Jessica está embarazada, no podemos alterarla y preocuparla por cosas tontas.

—Cosas tontas —repitió él—. Nos vemos adentro, mejor amiga.

Ella se tomó unos instantes antes de bajar del auto y caminar hacia la cabaña. Al cruzar la puerta del vehículo, mostró su mejor sonrisa. No supo que esperaba encontrar al entrar en la cabaña, pero definitivamente no era a Nicolás con un delantal que decía el mejor abuelo, cubierto de harina mientras leía un libro llamado Guía para ser el mejor abuelo.

—Yo que tú borró esa sonrisita, niña.

—Imposible si hoy actúas más tonto que de costumbre.

—Lo decía por si quieres esconder que entre tú y el otro niñato las cosas están mal —dijo con una sonrisa burlona.

—Creí que no podías leer mentes si teníamos la piedra puesta —susurró ella, acariciando su collar.

—No puedo, pero te conozco y lo conozco, niña. Tu sonrisa real solo es tan grande cuando ganas una competencia, Bucky se cae o cuando Will logra algo asombroso.

—Yo...

—Y también se te forma un pequeño hoyuelo en el lado derecho... bueno, me di cuenta de ello gracias a Will, pero se entiende el punto —Se encogió de hombros y se acercó a ella, tomó sus manos e inhaló profundo, sacudió sus manos para que ella lo imitara—. Jess no es tonta, mocosa. No importa cuanto luches por esconder lo que te pasa, ella se dará cuenta. Así que lo mejor que puedes hacer es relajarte y no forzar nada.

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora