14. Lo siento.

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"Love me, but don't get too close"

"Love me, but don't get too close"

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14. I'm Sorry.

Miró al cielo, incrédulo por la suerte que tenía. Rogaba porque Eliza hubiera inventado alguna máquina recreadora de voces irritante, pero no. Al voltear, ahí estaba ella.

Quizá sus ojos tenían que haberse dirigido a ese par esmeralda o a su rostro en general, pero le fue imposible no ver su abdomen, justo donde ella tenía su mano. Sostenía esa zona como si le doliera.

—¿Qué te pasó? —preguntó sin preámbulos.

—La gente en la fiesta salta como loca, por lo que alguien, sin darse cuenta, me empujó justo donde está la herida... creo que me quitó hasta el apetito —admitió, haciendo una mueca—. Iré por algo frio y...

—¿Por qué no le dijiste a nadie?

—¿Y soportar preguntas y miradas de compasión? No, gracias.

–Debiste al menos decirle a Willa, ella te hubiera ayudado.

—Para ello debía soportar una mirada de arrepentimiento, para la cual no tengo ganas.

—¿Y por qué estas descalza? —Señaló sus pies.

—Haces muchas preguntas, Lykensen —Rodó los ojos—. Pero puede que le haya dicho a Zed que me dolían mis pies y él se lo haya dicho a Wynter y se hayan puesto de acuerdo para irritarme hasta obligarme a quitármelos.

Wyatt sonrió para sí mismo. Eso sonaba a algo típico de Zed y Wynter.

—¿Y quedaron felices al verte descalza?

—No, insistieron en que usara los zapatos de Addison, pero ni no loca lo hacía. —gruñó.

La curiosidad lo invadió. Bueno ¿Cuándo no sintió curiosidad por ella? Desde que la vio tirada debajo de un árbol quiso saber lo que la había dejado ahí, al ver sus cicatrices quiso saber que las provocó, al escucharla hablar sobre reglas de alfas quiso saber por qué las sabía y al sentir su fuerza en batalla quiso saber cuántos años había entrenado y con quien. Pero todas esas dudas no eran solo porqué quisiera proteger a la manada, como siempre se escudaba, sino también porque quería conocerla.

—Te lastimaste ¿Verdad? —adivinó al verla cojear.

—Un pequeño corte por una botella que un irresponsable rompió y no se atrevió a levantar —bufó, frustrada.

De pronto, él se hizo a un lado, dejando un amplio espacio a su par.

—Uff, tengo hambre —dijo, agarrándose la panza, viendo las intenciones de Wyatt—. Nos vemos.

—Todos dicen que suelo ser más irritante que Zed cuando se me mete algo en la cabeza —dijo, moviendo sus pies en el agua con tranquilidad—. Así que, si no quieres que te ponga mis propios zapatos, te recomiendo descansar un poco y curar tu herida.

𝓜𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓪 𝓑𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓷𝓭𝓸 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora