Seguir viviendo

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Nota: Este relato no tiene nada que ver con los anteriores.

El día de muertos en México es una festividad en los familiares fallecidos llegan a las ofrendas que sus seres vivos dejan en su honor—carraspeo Henderson—se dice que en esa festividad los corazones de los familiares vivos se sienten dichosos ya que saben que sus familiares cruzaron el mundo espiritual para verlos, aunque sea un poco.

Vaya—una pequeña pelirosa de ojos ámbar se quedaba sorprendida—profesor ¿Qué deben de llevar las ofrendas?

Las comidas, dulces o alguna cosa que al familiar fallecido le gustaba en vida—observo a la niña

Vaya que interesante—sonrió emocionada

Bueno continuemos con otras tradiciones—se giró hacia el pizarrón

Pero la curiosidad de esa pequeña niña le estaba imperando demasiado así que en su mente empezó a planear varias cosas cuando saliera de clases, esto fue notado por su compañero de asiento un chico de cabello negro y ojos cafés

Desmond, pon atención—susurro

Dime Lizzie—susurro—eres hijo de la tía Becky, por cierto, Ken saliendo de clases me ayudaras a algunas cosas

Está bien—suspiro cansado y con un sonrojo en sus mejillas

En otro lado de la ciudad un hombre adulto de 30 años caminaba por los pasillos del edificio de gobierno, estaba cansado de que la junta había tardado demasiado, pero sabía que aún le daba tiempo para ir a recoger a su hijo al jardín del niño ya que su hija siempre se regresaba a su casa con Becky y Ken.

Damián—un rubio se acercó—necesito que firmes esto

Ewen, dame un respiro—se sentó en su silla de su oficina—espera ¿Qué hora es?

Tienes que firmarlo rápido, tienes 10 minutos para salir de acá e ir por Dimitri—le acerco las hojas y el lapicero azul

Gracias—le sonrió con tristeza—empezare

Oye, ¿no quieres que le diga a Emile que vaya por Dimitri cuando salga de su junta? —lo observo

No, prometí siempre pasar por Dimitri del jardín de niños—sonrió—como lo hice con Lizzie

Está bien—se sentó en las sillas de enfrente

Listo termine—sonrió—nos vemos mañana

Sí, yo te aviso cualquier cosa—se levantó de su asiento y observo como su amigo se retiraba—vaya, sí que esto es difícil—observo la foto que tenia de su familia en la pared izquierda

En el camino, Damián empezó a hacer notas mentales de lo que tenía que comprar cuando recogiera a Dimitri para preparar la cena, luego de eso recordó que mañana tenía que llevar a los niños con sus abuelos para que él pudiera ir a la junta en Westalis y que no se podía tardar tanto porque si no Lizzie le iba a reclamar.

Cuando llego al jardín de niños observo a un pequeño peliverde de ojos verdes observándolo desde el salón de clases.

Hola, vine por Dimitri—sonrió amablemente

Señor Desmond—la maestra sonrió—si permítame

La mujer de 50 años llego de la mano del menor y este le sonrió a su padre al verlo

Fue un buen niño—la maestra hablo—un excelente alumno

Me alegro oír eso—miro a su hijo y se hinco—estoy orgulloso de ti

Gracias—sonrió feliz

Bueno nos retiramos, nos vemos el lunes—se despidieron de la profesora

Padre e hijo fueron al centro comercial a comprar los víveres, el menor amaba salir a hacer esas actividades con el mayor ya que era muy entretenido como lo podía convencer de comprar dulces o juguetes, claro siempre y cuando compraran para su hermana mayor también, luego también era divertido como las mujeres intentaban coquetearle y su padre las ahuyentaba, era divertido.

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