Damián Desmond era el chico más popular y cotizado de la escuela Edén debido a su inteligencia, status social y dinero, la mayoría de las chicas de la escuela querían poder ser capaz de conquistar ese corazón tan frío y desconfiado, pero siempre resultaba mal ya que debido a una historia donde todas las personas le dieron la espalda él no confiaba en nadie que se le acercara bueno salvo en Emile, Ewen, Becky y por supuesto la pelirosa violenta Anya Forger, la cual se volvió su guardaespaldas personal.El joven peliverde tenia un gran secreto que solo sus dos mejores amigos sabían y eso era que aparte de que no quería confiar en ninguna otra persona otra de las razones por las que no aceptaba salir con nadie más era porque estaba enamorado de Anya, esa chica violenta que le dio un puñetazo en la cara el primer día de clases, pero no podia contárselo porque sentía que no era digno de ella.
Vaya, un dilema para los jóvenes de ahora ya que parecía que el merecer a alguien le ganaba al amor que sentían por las personas, pero el chico decidió callar esos sentimientos hasta que cumplieron 18 años y al fin podían beber, era una rutina del viernes de los tres varones después de ir a clases, ir a tomar una o dos copas mientras se quejaban de cosas, así fue como se enteraron que Damián amaba a Anya con todo el corazón y eso le quemaba mucho porque él anhelaba un beso de ella o algo tan sencillo como tomarla de la mano.
Ellos al inicio lo juzgaron demasiado porque esa chica era una plebeya, una mocosa hija de un psicólogo y una trabajadora del gobierno, no tenia algo de prestigio para competir con la riqueza de los Desmond, pero el peliverde los hizo callar cuando les comento que desde que su padre mancho su apellido él era menos merecedor de Anya Forger, una chica con una familia trabajadora, limpia y que le habían ofrecido un tiempo un lugar seguro cuando las vacaciones de invierno llegaban.
No sabíamos que ibas a casa de Forger—lo observaron
Su padre me lo ofreció—puso su cara en la mesa—Anya me mostró muchas cosas en navidad desde que tuve 8 años
Vaya—le pusieron una mano en el hombro—lo sentimos por juzgarla, se ve que es un excelente ser humano
Es lo más puro del mundo y por eso no la merezco, yo camino entre oscuridad, traiciones y desconfianza ella camina en un sendero de luz, paz y calidez—tomo de su vasoLos dos amigos intentaron buscar una forma de unir a la pelirosa con él, por lo que se unieron a Becky, la cual igual quería que esos dos empezaran a salir, según ella ambos eran perfectos el uno para el otro.
¿Qué te gusta de ella?—Ewen le pregunto un día en el dormitorio mientras hacían tarea
Todo—se sonrojo—no se como describirlo pero algo que me vuelve loco es cuando sonríe
¿Cuándo sonríe?—se quedo con duda
Tiene una sonrisa tan hermosa que provoca que tengas paz en el corazón, es como un abrazo que te transmite tranquilidad y es un recordatorio de que ella te esta prestando atención—giro a ver a su amigo—la primera vez que la vi fue cuando me quizo ayudar con el griffo cuando teníamos 6 años
Si lo recuerdo—sonrío
Me volvi adicto a esa hermosa sonrisa, pero se que no era solo mía—bajo la mirada—esa sonrisa se la dedico a George cuando pensó que sería transferido a Westalis
Bueno—Ewen lo observó—todos intentamos animarlo, era válido
También a Blackbell cuando llegaron a la escuela con sus llaveros compartidos—suspiro
Pues era un momento de amigas—intento contener la risa de ver lo inseguro que era su amigo
Después de ahí no volví a ver esa sonrisa hasta que bajamos de autobús escolar después de que nos salvaron del secuestro—puso su rostro sobre la mesa—ese día a pesar de que estuvimos con mucha presión ella me sonrió para tranquilizarme al bajar
¿Así que siempre ha visto la sonrisa de Forger y a quien se la dedica?—sonrió con ternura
Si, ya se soy patético—susurro
No—le puso la mano en el hombro—solo estas enamorado perdidamente de ellaEntonces Ewen y Emile empezaron a observar cada acción de su amigo entorno a la pelirosa, entonces notaron que cuando ambos estaban juntos Damián podia brillar demasiado como si volara y surcara los cielos, pero cuando el recordaba su "no la merezco" se volvía sombrío al mismo grado que George.