Desde la mañana Damián noto algo raro en Anya, ese día Becky no se despegaba de ella y parecía que si la dejaba de ver ella se desaparecería, podía notar esa sensación de ansiedad que la heredera de los Blackbell desprendía de su ser.
Así que como todos los días empezó a verla y noto lo mismo de siempre, su sonrisa se iluminaba cuando era feliz, sus ojos verdes se veían más fuertes cuando contestaba bien algo que le cuestionaban, parecía que su cabello rosa brillaba demasiado cuando la luz descendía al transcurrir el día, pero algo que causo más su curiosidad es que una parte de ella intentaba contener el llanto.
¿Sucede algo? —susurro Ewen
No—negó—es solo que
¿Miraba a Forger? —se burlo
Idiota—le dio un golpe despacio en su hombro—sí, pero hoy la veo rara
Igual note algo así con Blackbell—hizo una mueca—siento que hoy están más raras de lo normal
¿Se habrán peleado? —ladeo la cabeza
No creo, parece que Becky no quiere soltarla—puso su dedo en su mentón—como si quisiera pelear para defenderla de algo invisible
¿De mí? —se burlo
Eres un fastidio—sonrió el rubio—parece que Becky no quiere que te acerques a su amiga
Es normal, Damián la acapara demasiado—se burló Emile
Sabía que en algún momento de su vida debía ser sincero con la pelirosa porque ya tenían 17 años y pronto se graduarían, él quería poder confesarle sus sentimientos y darle lo que merecía, por eso todos los días intentaba ser una buena persona para al menos impresionarla y lo lograba porque recibía de premio una sonrisa hermosa que lo hacía estar como bobo todo el día.
Cuando las clases terminaron, observo de nuevo ese espectáculo donde Becky no quería soltarla, parecía una niña aferrada a su padre y eso le causaba demasiada curiosidad, no entendía porque estaban actuando más raro de lo normal.
Te quiero mucho—la abrazaba fuertemente—yo
Lo se Becky—le correspondió—también te quiero mucho
¿Quieres que te lleve a tu casa? —la miro a los ojos
No—negó—necesito arreglar asuntos
Está bien—sonrió con tristeza y se subió a su vehículo
La pelirosa giro la vista y observo que un chico intentaba correr para esconderse al ver que lo había encontrado.
¿Siempre serás así? —suspiro divertida Anya—oye ¡¡TE ESTOY HABLANDO!!
¿Qué quieres? —intento fingir molestia
Hablar—sonrió—ven—lo tomo del hombro—vamos al lago
El joven siguió el paso de la pelirosa mientras sentía como su corazón latía, no entendía que pasaba, pero estaba disfrutando su compañía, hasta que sus pensamientos se hicieron presentes, ¿esa era una confesión de amor?
Cuando llegaron al lago Stella, Anya soltó su brazo y se sentó en un tronco
¿Qué sucede? —la miro con duda
Quería venir a hablar contigo en mi lugar favorito que tú me mostraste—lo invito a sentarse
¿Qué sucede? —se sentó—vi a Blackbell más rara de lo que ya es
Grosero—sonrió divertida—no es como decir esto pero
¿Pero? —alzo la ceja
Yo—empezó a temblar—yo
