Mientras un joven se encontraba sentado en las ruinas de un edificio esperando la hora de su castigo, sus pensamientos volaban hacia lo que había acontecido días antes, aun en sus manos se encontraba la sensación de haber sostenido la mano de la chica que amaba, pero su corazón ya no estaba presente en su cuerpo.
¿General Desmond? —un rubio se acercaba al peliverde—ya es hora
Ah—se levantó y camino esposado junto al rubio que le indicaba su camino
Sabía lo que eso significaba, lo había visto cuando niño y aun así nunca pensó que a él le llegaría ese destino tan cruel, pero en su mente sabía que estaba listo para lo que venía, al fin y al cabo, él había muerto junto a ella en ese edificio en ruinas.
--.-.- Flash back
Las coloridas calles de Berlint hacían que los conquistadores quisieran apoderarse de ellas, poder poner su régimen frente a esos pobladores que eran tan trabajadores, pero gracias a que el Coronel Donovan Desmond había instaurado su poder antes, se pudiera decir que los ciudadanos no debían preocuparse.
Su régimen era riguroso y no le importaba conseguir poder en base a matar personas, él solo quería el "beneficio" del pueblo y esto fue lo que le instruyo a sus dos hijos, Demetrius Desmond quien era Teniente Coronel de las tropas del Sur y Damián Desmond quien apenas se había vuelto General de un pequeño grupo.
Ambos chicos habían crecido con todas las comodidades, pero lo que les hacía falta en su vida era el amor y la atención, ambos fueron separados de su madre quien fue exiliada tras ser descubierta como espía (aunque Demetrius sabía que su padre la mato) por lo que su forma de ganarse la aprobación de su padre era conquistando pequeños pueblos y unirlos al mando de él.
El menor era el más afectado por la falta de cariño de su padre, por lo que decidió sellar su corazón y evitar sentir pena por las muertes que había causado, solo le importaba conseguir pueblos para que su padre le dijera que estaba orgulloso de él, pero para sus 21 años era un trabajo algo tedioso ya que no había tenido un amigo fiel ya que cada que se volvía unido a alguien moría en batalla.
Como si el mundo quisiera que estuviera solo por haber privado de la vida a muchas personas inocentes, pero eso cambio cuando su padre le pidió que fuera al Oeste a conquistar un pequeño pueblo que se había salvado de él cuando joven y ese pequeño pueblo era Itsbur.
Lo hare—el menor puso su mano en la frente en señal de aceptar ordenes
Perfecto—sonrió malévolamente el adulto—entonces nos veremos en 3 meses mi querido Damián, enorgulléceme
El menor partió ese día para infiltrarse en ese pequeño pueblo, cuando llego observo que sus calles eran demasiado coloridas y con muchas flores, era un lugar muy hogareño y los negocios que se encontraban en las avenidas estaban atiborrados de gente.
Entonces mientras caminaba por las calles no se fijó y chocó contra una persona que hizo un sonido de molestia al caer.
¡IDIOTA! —grito una mujer
El joven miro hacia abajo y se quedó maravillado ante lo que veía, era una chica pequeña de cabello rosa y unos ojos verdes demasiado expresivos que lo miraba de mala manera mientras le levantaba el dedo medio.
Grosera—le dio la mano—levántate o te dejo en el suelo
¿No te enseñaron modales? —alzo la ceja y tomo su mano
Sí, pero no te vi por lo enana que eres—se burlo
Que molesto eres—gruño y apretó su puño—bueno como sea—limpio su vestido blanco que tenía un poco de tierra—con permiso