Cuando eres un niño de 6 años es difícil poder darle nombre a un sentimiento que está surgiendo a partir de ¿un golpe?, bueno creo que fue antes de eso ya que cuando la vio subir a donde estaban los grupos ese pequeño peliverde creyó que era bonita, pero era un pequeño elitista criado en una familia de mucho dinero y de las más importantes de la ciudad, era normal que él sintiera que nadie lo merecía, no obstante, mientras más conocía a esa pequeña insistente, sus días se volvieron divertidos, además era como un brillo en su oscura existencia y le daba una sensación cálida
Segundo—una pequeña de cabello rosado caminaba por los pasillos
¿Qué quieres? —la miro con molestia—estoy ocupado
Anya quiere compartir sus galletas—le mostro una bolsita llena de galletas de estrellas—papi las cocino, pero Anya ayudo así que quería compartirte
El pequeño estaba sonrojado, ese día era 14 de febrero y era normal que varias niñas quisieran darle regalos, pero siempre las rechazaba, no obstante, esa pequeña insistente lo miraba con curiosidad, no sabía si leía su mente, pero por más que buscaba las palabras para rechazarla sus manos tomaron 3 galletas y se comió una.
Gracias—comento después de pasar la galleta
Me alegro—sus ojos se emocionaron demasiado y junto sus manos—nos vemos luego—alzo la mano y salió corriendo
El pequeño la miro correr, era divertida al ver sus movimientos y su corazón sintió esa calidez que en algún momento anhelo de su familia, pero cuando observo que Emile y Ewen se acercaban su realidad regreso, tenía que enfocarse, no era tiempo de jugar porque tenía que volverse un imperial escolar, además, ese sentimiento era algo tonto por el enojo de que lo golpeo.
Pero mientras más avanzaba los años, ese sentimiento se hacía algo más fuerte, como si al verla pudiera sentir la calidez entrar en su frio corazón o como si esa oscuridad en la que vivía se disipaba para poder ver la luz que ella emanaba, aunque claro, ahora ya tenían 12 años, él era un imperial escolar y el mejor de la clase, mientras que ella seguía siendo de estatura pequeña no obstante también era una imperial escolar por sus obras benéficas y por tener buenas notas, pero a pesar de eso, las diferencias ahora si se notaban, los cambios físicos se hicieron presentes y aunque cuando era niño era adorable ahora que estaba pasando la adolescencia su voz sonaba rara y el acné lo atacaba aunque también era dermatitis por estrés, por otro lado ella bueno, solo empezó a usar lentes cuando tomaba clases, además de que su cabello creció y por consejos de Becky ahora lo traía suelto sin los conitos negros que traía de niña ya que al fin podía dejar de esconderse porque si, ella y él sabían su historia sobre como huyo de ese laboratorio. Si, al final ambos se habían vuelto amigos y Anya era feliz ya que no era una misión, pero ahora él creía que no la merecía ya que su familia estaba llena de secretos horrendos, pero la pelirrosada lo seguía deteniendo porque según sus palabras "él era su camarada más importante después de Becky".
Pero para él, ese sentimiento era raro, era una mezcla de todo tipo de colores y sensaciones, a veces con solo verla le daba paz, pero cuando alguien más se acercaba se agitaba demasiado, como si fueran a quitarle algo que se adhirió a él sin su permiso pero que ahora no quería soltar.
Segundo—la adolescente corrió hacia él—te encontré
¿Qué quieres? —la miro a los ojos
Anya hizo galletas ¿quieres? —se emociono
Si—tomo las galletas—gracias, ¿las cocinaste con tu padre?
Si, aunque ahora me dejo hacer las figuras—sonrió con ternura—quería que el segundo hijo sintiera que ahora si me esforcé más