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20/7/2021
Buenos Aires, Argentina

——— El día invernal se prestaba para quedarse acostada todo el día, pero no, tenía que levantarme para sacar al país adelante.

Actualmente vivo en un departamento con mi hermano mayor, él se dedica a hacer videos y directos hablando de bastantes cosas, principalmente jugaba juegos mientras opinaba sobre futbol, y cabe mencionar que en su tiempo libre estudiaba periodismo deportivo, apesar de que le esté yendo bien con el mundo virtual era consciente de que no era algo para toda la vida.

Mientras tanto yo trabajaba de noche en un consultorio médico y de día estudiaba virtualmente psicología, claramente me daba mi tiempo de dormirme una siesta y de pasar tiempo con mi hermano Juampi.

Hoy me levanté a duras penas para ponerme mis crocs y levantarme con todos los pelos parados, no tenía rulos, pero era raro mi pelo porque si me lo peinaba lo tenía demasiado parado, pero si no lo peinaba lo tenía parado, pero no tanto, bastante especial la verdad.

Escuché algunas voces de la pieza de Juan Pablo y lo ignoré como siempre, solamente quería levantarme a tomar una taza de té y ponerme a estudiar. Puse la pava con agua y busqué el té verde que quería tomar para pasar un poco el frío. Apenas pude prender la hornalla gracias a que mis ojos rogaban por volver a cerrarse.

Mi camiseta de Harry y Louis estaba arrugada y mi pantalon del hombre araña no combinaba, pero no importa porque hoy tenía franco del trabajo e iba a acostarme toda la noche a jugar jueguitos de cocina en mi celular.

Puse only angel despacio en la tele porque no sabía si mi hermano estaba en directo o algo así, asi que prefería no molestar directamente.

El agua hirvió después de como media hora, la puse en la taza con el saquito y el azúcar pero no pausé mi ritual solo porque Juampi me tocó el hombro.

—¿Qué querés ahora?— pregunté seria sin mirarlo y sin dejarlo responder hablé de nuevo— Anoche no sacaste la ropa del tacho como te pedí y ahora va a tener olor, Juan Pablo. Entiendo que te canses pero no te costaba nada.

Lo esquivé sin dirigirle la mirada y presté atención a mi celular, él no me dijo ni una palabra asi que me enojé más.

—Tomatela, no quiero verte ni escucharte y si es posible ni olerte porque vas a oler mal solo por no sacar la ropa que te pedí asi la ponía a secar— rodé los ojos, me di la vuelta a mirarlo y me morí de vergüenza.

Había retado al veintisiete de la selección y el pobre no dijo ni una palabra, solamente se quedó parado con el mate en mano.

—¿Querés que te saque la ropa del tacho?— dijo intentando que reaccione.

—No, porfavor— respondí rápidamente y apagué la música, me levanté de la silla para pedirle perdón de rodillas si era necesario— Te pido mil disculpas, ¿Necesitas algo? ¿Querés galletitas? ¿Té? ¿Café?

—Tu hermano me mandó a pedirte agua para el mate, pero no pasa nada si no podés— amagó para irse y lo paré.

—Dame que yo te preparo, no me molesta— él me pasó el mate y me dediqué a hacerselo mientras pensaba en algo para charlarle y que no se incomode— No quiero ser maleducada después de la mala impresión que te di, pero ¿Qué haces acá?

Harrie | J. ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora