25. 19:00 PM

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21/5/2022
Buenos Aires, Argentina

——— Estaba mentalmente diciendome que iba a ver a Louis en su primera gira como solista y durante la fila ni siquiera pude llorar del shock.

Julián sacó conmigo una entrada el año pasado para ir a platea preferencial ya que por obvias razones no ibamos a poder hacer diez horas de fila para estar en la valla de campo. Asi que vinimos una hora antes con el lugar reservado y nos atrasamos un poco por las fotos que le pedían, por suerte con respeto e incluso me decían que los perdone porque sabían que yo era fan.

Al fin entramos y mis piernas no dejaban de temblar un segundo mientras el cordobés a mi lado seguía sacandose fotos o mandando saludos. Yo sonreía cada vez que alguien se acercaba con vergüenza, pero al final se daban cuenta de que yo era como la fotografa personal, hasta les saqué una foto a unas chicas con el escenario de fondo.

No conociamos a los teloneros, pero de igual manera intentaba seguirles las letras a las canciones, que por cierto estaban buenas.

Llegada la hora en la que tenía que salir ya estaba sollozando y mi novio me abrazaba por los hombros. Fuimos literalmente el show antes del show porque teníamos los asientos en primera fila, lo cual era bueno porque podía pararme (siempre respetando a los que estaban atrás) y ver un poco más de cerca a Louis.

Los gritos me alertaron y casi empujo a mi pareja para ir a ver al Británico y ahí ya estaba en el escenario. No podía creer lo lindo que era cantando "we made it".

Ya se deberán imaginar mi sonrisa de feliz cumpleaños, mi maquillaje arruinado y las lágrimas de felicidad que decoraban mis cachetes. Muy en el fondo de mi corazón me daba vergüenza que Álvarez me viese así pero Louis es Louis.

Nos encontrabamos parados apoyados en las varandas junto a unas pocas louies más que estaban llorando.

—Que lindo es...— dije cuando terminó de cantar "drag me down".

—Si, es lindo— respondió y yo le di la banderita lgtb+ que compré afuera— Te dejo por él.

—Es de mi papá, gil— bajé un poco mi barbijo y mordí su hombro— Va a cantar mi preferida, dejame sola.

—Pero esa también es mi preferida— peleó conmigo por "don't let it break your heart".

El coro empezó y yo parecía una nena que había pérdido a un perrito llorando. No, no, no, yo no pude verlo con los tirantes y ahora lo veo en persona y es mucho más lindo que en fotos.

Aunque me ponía triste saber que no iba a estar acá para el concierto de Harry aunque tenía las entradas, el tema del mundial y la mudanza cambiaron todos mis planes, pero no me molesta en lo absoluto porque lo hacía por mi chico y si él mata a alguien está bien.

Durante todo el concierto Louis estuvo saludando a las de campo vip e hicimos contacto visual cuando nos dió bola a las de platea. Creo que me fui al otro mundo cuando lo saludé y me lo devolvió, Julián a mi lado se emocionó al igual que yo, pero no lloró.

El concierto terminó con "kill my mind" y sentí un vacío juntado con una sensación de satisfacción en mi pecho que no podía describir.

Nos sentamos un segundo antes de salir, literalmente fuimos el verdadero que nos saquen a patadas, pero después de cinco minutos analizando lo que acababa de vivir; me fui de la mano con mi novio, no sin mirar atrás rezando para que Louis salga y me diga que me ama mucho y que me va a adoptar.

Las chicas y chicos seguían acercandose a Julián para sacarse una foto y yo a duras penas (porque tenía las manos temblando) se las sacaba. Me preguntaron cuál fue mi momento preferido y me quedé como la nena que es fan de Nicki Nicole.

(...)

Llegamos a la casa de Julián y lo primero que hicimos fue pelear por quien iba bañarse antes que el otro, al final terminé ganando yo gracias a que si no me dejaba bañarme primero odiaba a Peter y Sirius.

Salí con una toalla en la cabeza, un pantalón largo y una remera con los tres Spider-man que fuimos a ver el estreno en diciembre, además de que hace poco también vimos Doctor Strange. Pobre de la araña que me aguantaba en todas mis obsesiones y que bueno que no me da la cara para dejar que pague todo él porque sino ahí si que me hubiese dejado por Louis en serio.

Él estaba acostado en la cama probablemente viendo un partido de Jesús contra Judas porque tenía esa obsesión por ver cosas viejas como si fuese un viejo.

Fui directo a la cama para literalmente acostarme encima de él como si pesara un kilo.

—¿Te gustó el concierto?— preguntó dejando de lado su telefono para hacerme mimos en el pelo, asentí cerrando los ojos por el contacto— A mi también me gustó mucho, la gente era buena.

—Si, son respetuosas— sonreí al recordar la cántidad de personas que nos saludaron— Te amo, Julián Álvarez.

—Yo también te amo, Jazmín Capella— los dos reimos a la par— ¿Comemos panchos? Hay de los tuyos todavía.

—Bueno andá a bañarte que yo preparo— le di un beso antes de ir a la cocina.

Puse las salchichas con agua en una olla para después poner los panes en el horno un ratito y buscar la mayonesa.

La cocina de Julián usualmente está limpia porque no la usa y cada vez que yo vengo y cocino dejo todo limpio. Sinceramente no sé si a veces no come porque no sabe cocinar, porque le da fiaca o no sé, necesito una explicación lógica de por qué cuando yo cocino él come como si no lo hubiese hecho en días.

Saqué los panes del horno para proseguir con las salchichas que si sabía diferenciar el color y no voy a decir cómo porque va a sonar muy mal.

Julián apareció en el comedor con un pantalón negro y una remera gris oscura que le regalé yo.

Jamás pero jamás en toda mi corta vida imaginé que después de ver a Louis Tomlinson iba a estar comiendo panchos con mi novio, pero cosas que pasan y no me resisto.

—Che, cara de choripan, ¿les das de comer a los gatos porfavor?— él hizo lo que le pedí con nuestros dos hijos llorandole alrededor.

—¿Te ayudo con algo, cara de botella?— casi escupo todo al escuchar como me dijo, pobre me reí en su cara.

—No, amor. Ya está— le agarré el brazo despacio para irnos a comer al sillón.

No me había dado cuenta del hambre que tuve en todo el día hasta éste momento. Y si, no había comido por los nervios.

Harrie | J. ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora