Capítulo 49

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29  de junio, 1989. Indianapolis, Indiana. 


Jimin enterró su cara contra la almohada para no hacer ningún ruido, aunque el sonido de su trasero chocando contra la pelvis de Jungkook era lo bastante fuerte como para comenzar a preocuparse. Esperaba, de todo corazón, que las paredes de esa casa no fueran delgadas o ellos habrían dado todo un espectáculo.

Miró hacia un lado, donde estaba un pequeño reloj.

—Son la-las c-cinco de la mañana... —pronunció difícilmente.

A veces consideraba exageradas a las personas que decían sobre "tener sexo toda la noche", pero eso era exactamente lo que ellos habían hecho. Después de la segunda vez que duró una hora, donde media hora estuvo repleta de juegos previos. La tercera vez no estuvo tan fácil conseguir un orgasmo. Y cuando acabaron, Jungkook creyó que realmente era el final, lo que no esperaba era que Jimin también tuviera condones, y lo que no esperaba Jimin era que Jungkook lo tomara como una invitación para seguir haciéndolo.

Jungkook se estrellaba contra él como si se le fuera la vida en ello, y Jimin mentiría descaradamente si dijera que eso no le gustaba. Gemía y levantaba más su trasero para seguir con eso, para seguir sintiendo ese dolorcito combinado con un enorme placer.

Sintió el peso de Jungkook sobre su espalda, su brazo bajando por su cara y cuello, envolviéndolo, su respiración chocaba contra su oído y sus labios rozaban su oreja.

—¿Ya quieres que me detenga? —Gruñó en el oído de Jimin, mientras continuaba jodiéndolo, fuerte y rápido.

Jungkook dio justo en ese punto que hacía que el cuerpo de Jimin se estremeciera y la su mente dejara de pensar.

—No te estoy escuchando, ricitos —jadeó.

—No, no, no lo hagas... —sus manos apretaron las sábanas debajo de él—. Hazlo más fuerte. Más.

—Tus deseos son ordenes —dijo y le mordió el hombro.

Jungkook comenzó a embestirlo más fuerte, La cama chirriaba con cada movimiento, incluso habían tenido que poner varios cojines entre la pared y la cabecera para que esta ya no chocara contra la pared e hiciera más ruido.

Jimin llegó a entender a todas esas chicas enamoradas de Jungkook, si al menos una tercera parte de ellas habían tenido sexo con su novio en el pasado, podía entender porque le subían el ego, si Jimin hubiera sido una chica que gustara de los chicos, también habría estado detrás de Jungkook. Aunque, no lo necesitaba, ya lo estaban jodiendo contra el colchón aun siendo otro chico.

Jungkook succionó la piel de su nuca y arremetió lo suficientemente profundo como para que Jimin lastimara sus propios labios por como los mordía para no gritar.

El pelinegro se incorporó, sostuvo el trasero de Jimin en alto y apretó sus caderas con sus dedos, su agarre era tan fuerte que dolía, pero Jimin tomar ese dolor con gusto, era perfecto. No le importaba que tan vergonzoso era tener las marcas de otro hombre sobre su piel, o el hecho de que un hombre lo tomara por detrás; para él no existía otra cosa que no fuera Jungkook y el placer que le proporcionaba.

—Si tan solo tuvieras mi vista... —murmuró Jungkook. Estaba perdido en la imagen de la curva perfecta, erótica, de la espalda de Jimin; se encontraba ensimismado. Sus ojos capturaban la imagen obscena de su miembro entando y saliendo de Jimin. En ese trasero perfecto.

Puso su mano sobre el cabello de Jimin, estaba húmedo, hecho una completa maraña de rizos dorados, los tomo entre sus dedos y acarició el cabello antes de jalarlo y arremeter como un animal contra él.

Stand by MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora