Capítulo 18

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1 de Septiembre, 1988. Columbus, Indiana.

—¡Mi bebé ya tiene diecisiete! —Hyori le dió un beso en la mejilla a Jungkook.

Seokjin le dejó un plato de Miyuk Guk en la mesa, un plato tradicional coreano para los cumpleaños. Él y su tía habían trabajado mucho la noche anterior para hacerla y que quedara perfecta.

—¿Y cuál es el plan de hoy? ¿Quieres que te compre un pastel o saldrás con tus amigos?

—Sabes que siempre voy con mis amigos, mamá —comió algo de la sopa y su expresión demostró lo mucho que le había gustado.

—Come mientras puedas, Taehyung en cualquier momento se levantará y se acabará con toda la olla de ser posible —Seokjin también comió y terminó asintiendo con la cabeza—. Tía, este año lo hicimos realmente bien. Esto está demasiado bueno.

—¿De verdad?

—Es grandiosa, mamá. Te lo agradezco mucho.

Había recibido suficientementes regalos, su madre le había comprado zapatos nuevos, Seokjin le había regalado una camisa, su hermana Yuna incluso le hizo un dibujo. Y Taehyung:

—¿Y ésto que es? —Miró la pequeña caja.

—Si no lo abres, nunca sabrás —se talló los ojos adormilado mientras caminaba hacia el armario para escoger entre su ropa.

Jungkook lo desenvolvió con cuidado, y cuando le quitó la tapa de cartón a la caja, se topó con un cassette de David Bowie.

—¡No me jodas! —Pudo comprobar que era original al ver lo gruesa de la tapa para sacar el cassette.

—Debes cuidarlo, pagué nueve dólares por él —Taehyung sonrió al ver lo emocionado que estaba Jungkook.

—Es demasiado caro.

—¿Y qué esperabas? Es David Bowie.

JungKook puso el cassette sobre el buró al lado de su cama, procurando que estuviera alejado de la orilla o del vaso de agua que había dejado una noche anterior ahí.

—Entonces, ¿Hoy nos vamos a embriagar? —Le preguntó TaeHyung.

—Te sorprenderá saber cuanto —es lo único que contesta JungKook.

Peter era un buen amigo, bastante idiota, pero un buen amigo, consideraba a JungKook uno de los suyos y le hacía fiestas en grandes con suficiente alcohol y cerevezas de por medio, además de que los padres de Peter casi nunca estaban en casa.

Jimin se pinchó el dedo y de inmediato se lo llevó a la boca para chupar la sangre que comenzó a brotar

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Jimin se pinchó el dedo y de inmediato se lo llevó a la boca para chupar la sangre que comenzó a brotar.

—¿Qué es lo que haces? —Le preguntó Lia al entrar al salón.

—Estoy tejiendo un suéter —respondió alzandolo y mostrándole—. Me falta terminar el cuello, pero no quiero hacerlo muy apretado...

—Es bastante lindo —halaga Lia mientras deja su mochila en la silla cerca de la puerta—. ¿Quién te enseñó a tejer?

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