Jimin y Jungkook no podrían ser más diferentes. Ninguno de los dos se habría hablado de no ser porque Jungkook estaba a punto de reprobar química y Jimin era el único que podía ayudarlo.
Una vez sus caminos se cruzaron ya no fue posible separarlos;...
Aviso: este capítulo girará alrededor de la historia del personaje de Cal. Si no quieren leerlo bien pueden ignorarlo pero se perderán de algunos detalles. Y a los que decidan continúar, adelante.
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21 de junio, 1989.
Cal limpió la tumba con una escoba, y le echó algo de agua para quitarle los restos de tierra. Rossmery le ayudó a deshacerse de las rosas marchitas, y le puso el nuevo arreglo, está vez eran girasoles.
Cuándo todo estuvo limpio, y no había nada más que agregar. Se sentó frente a la lápida y acarició el nombre de esta. Sonriendo ligeramente.
—Hola. Se qué no he venido en unos meses, estuve algo ocupado con el bar. Pero ya estoy aquí, mi amor —pasó sus dedos sobre el nombre transcrito.
'Jonah Darriel Sparks'.
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Julio, 1964. Columbus, Indiana.
Cal terminaba de limpiar el auto. El calor era casi insoportable pero tras el dinero que recibiría por su trabajo eso importaba poco.
—¿Cal?
El mencionado se detuvo, y alzó la vista hacia el dueño de aquella voz. Era el hijo mayor de los Sparks, la familia rica de Columbus.
A Cal se le entrecortó la respiración. Las mejillas se le sonrojaron, y su corazón latía frenetico en su pecho. Probablemente era una insolación porque había lavado los siete autos de la familia bajo el intenso sol de verano. Al menos quería creer eso.
—¿Tienes sed? Llevas trabajando un rato —Jonah, levantó la bandeja que tenía en manos, dónde estaba una jarra de limonada y dos vasos con hielo.
—Eh.. yo... —su cerebro no parecía calibrar correctamente para hablar con ese imponente hombre.
Jonah sonrió ligeramente y avanzó a zancadas hacia él.
—Ven a sentarte un rato conmigo, podemos ir al jardín trasero, dónde están los rosales.
—No creo que a su padre le guste la idea —pudo decir.
