Especial: ¿Quieres ser mi San Valentín?

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09 de febrero, 1989. Columbus, Indiana.

—¡Ay por Dios, sí me invitó! —Sandy Harrison a su lado le mostró la tarjeta de invitación al baile a su mejor amiga.

Jimin cerró el casillero y volteo hacia Yoongi que de igual manera cerró el suyo.

Los pasillos de la secundaria del este de Columbus se llenaban de decoraciones rosas, rojas y lilas, corazones y cartulinas con frases de amor estaban pegadas y colgaban de los techos.

—Yo digo que hay que hacerle un controlador remoto a la maquina —compartió su idea para el magneto.

—¿En serio, Jimin? —Bostezó—. ¿Nos harás trabajar más?

Apenas habían dormido los últimos días, cada vez, Jimin y Yoongi tenían más ideas, y cada vez que eso sucedía sus tiempos se consumían en trabajar para su proyecto de ciencias.

—Sólo creo que...

—¡Te dije que iba a invitarme! —Gritó una chica al otro lado del pasillo.

Yoongi las miró sin entender.

—¿Por qué todos están tan emocionados? —Preguntó el castaño.

—Oh, pues, cada San Valentín se hace un baile, es la semana que viene. Los chicos invitan a las chicas con un "¿Quieres ser mi San Valentín?" junto con un regalo, como flores o chocolates. Es algo muy cursi.

Yoongi hizo una mueca.

—¿Y eso es lo que tiene a todos tan emocionados?

—Pues casi todos tienen pareja —se encogió de hombros.

—Hasta tú —Yoongi sonrió.

—Sí, bueno, no... —ladeó la cabeza. Se aseguró que nadie estuviera demasiado cerca como para escucharlos—. Él sabe que no tengo demasiado tiempo, además, jamás se le ocurriría invitarme.

Como si lo hubieran llamado, Jungkook iba por el pasillo. Saludaba a algunas personas que conocía por el camino y cuando logró ver a Jimin se acercó a él con una ligera sonrisa.

—¿Qué tal están?

—Horrible, con sueño y ganas de morir —le respondió Yoongi y se acomodó la mochila sobre los hombros—. Los dejo, tengo libros que buscar en la biblioteca.

Jimin y Jungkook miraron a Yoongi irse por el pasillo hasta perderlo de vista entre más estudiantes.

—Siempre tan amable —comentó Jungkook.

Jimin sonrió.

—Hemos dormido muy poco —le dijo Jimin—. Los dos estamos de mal humor, bueno, Yoongi lo está.

—Se nota. Tienes ojeras.

—Sí, a veces perdemos un poco la cabeza, pero todo es por ese proyecto. Debe ser el mejor de todos, el mejor.

Un chillido los sacó de su conversación cuando vieron a un chico con un cartel y rosas proponerle a una chica ir con él al baile.

—Todo mundo está perdiendo la cabeza por ese baile —murmuró Jimin.

—¿Nunca has ido a uno? Hay galletas de mantequilla, pastel de chocolate, tartas, ponche de frutas. El año pasado Peter le echó algo de Vodka al ponche, fue una locura —comentó con una sonrisa—. Los mejores bailes de la escuela son el de invierno y el de San Valentín. Y, luego, la fiesta continúa en casa de Emely Myers.

—Nunca he ido a ningún baile, y recuerda lo que pasó en el último al que fui.

Comenzó a caminar hacia dónde estaba el salón de su siguiente clase.

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