Capítulo 48

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1982

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1982. Vasalia, California.

Los padres de Dahyun y Mia murieron en un accidente de carro cuando Dahyun tenía doce años y Mia tenía ocho. Sus tíos, Roger, el hermano de su padre, y su esposa Mónica, se hicieron cargo de ellas. La familia de su madre se había quedado en Corea y le habían prohibido volver cuando se enteraron de que se casaría con un estadounidense. Y su padre solo tenía a su hermano, así que ellas no tenían mucho de donde elegir.

Sus tíos no siempre fueron buenos, eran muy apegados a la iglesia y por eso algunos de sus métodos de enseñanza eran demasiado duros. Dahyun casi nunca tenía problemas porque era la estudiante perfecta y la hija perfecta. Pero Mia siempre fue diferente, tenía demasiada energía y se distraía con facilidad, pero jamás recibió un solo golpe de sus tíos, Dahyun prefería meter sus manos para que fueran azotadas a que su hermana saliera lastimada.

Al cumplir los diecisiete, Dahyun recibió la ira de su tío en las palmas de sus manos.

—Lo siento mucho, Dae —le dijo Mia entre lágrimas.

Dahyun negó con la cabeza, intentando vendarse adecuadamente la mano con la herida abierta por los azotes dados por la cuerda.

—La próxima vez intenta llegar al menos veinte minutos antes de tu hora de llegada, ¿bien?

No es que a Dahyun la complaciera recibir esos golpes, es solo que siempre estaría ahí para proteger a su hermana. Ella era lo único que tenía. Eran ellas dos contra el mundo.

Mia se veía realmente arrepentida, por lo que Dahyun dejó de intentar vendarse a sí misma y fue a sentarse a un lado de su hermana en el borde de su cama.

—¿Sabes lo que me animaría? —le preguntó a Mia. Ella la miró sin saber. Dahyun le sonrió de labios— Una hamburguesa de McDonald's. ¿Quieres que vayamos por una mañana después de la escuela?

—Pero no tenemos dinero —le recordó Mia.

—Bueno... —ladeó la cabeza—, acaban de pagarme mi sueldo de la semana con el abogado Hugo.

Dahyun había conseguido un trabajo de medio tiempo en una oficina pequeña de abogados, era la secretaria que le pasaba los recados al señor Hugo Herrera, un abogado recién llegado de Cuba que había viajado a California para poner su propio despacho. Al despacho le iba medianamente bien, lo suficiente para que los pocos trabajadores tuvieran una buena vida. La mayoría de las personas que trabajaban ahí eran abogados recién salidos de la universidad y buscaban experiencia estudiantil. Dahyun era la más joven de todos ellos, pero era eficiente, sumamente inteligente y aprendía de los abogados, todos la querían por ser rápida al trabajar y ser perfecta en cada encargo. Ganaba veinte dólares por día, lo que era demasiado para una adolescente que casi se hacía mayor de edad. Ella les mentía a sus tíos de que ganaba cincuenta dólares a la semana para que estos solo le quitaran treinta y cinco de esos billetes y entonces ella se quedaba con ciento cinco dólares, que cincuenta usaba para sus gastos y los de Mia, y los otros cincuenta y cinco iban a la cuenta de banco secreta que una chica del trabajo, Maya, le ayudó a hacer. Quería ir a la universidad y brindarle una vida mejor a su hermana, para ello tenía que estudiar algo que le hiciera ganar suficiente dinero para sacarlas de ese pequeño pueblo de california y mudarse a San Francisco a un pequeño departamento.

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