Oro, diamantes y jades - Shin Yuna

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"Lo quiero, lo obtengo" era una de las frases favoritas de la sobrina omega del líder Shin. 

Su madre murió en el parto, y su padre al estar solo puso toda su atención a Shin Yuna, mimándola y sobre protegiéndola. 

A su padre no se le pasaba que esta era una omega y por lo tanto cualquier alfa carroñero puede poner sus ojos en ella como próxima cónyuge, su padre quería lo mejor para ella, pero no quería comprometerla con cualquier alfa que se encuentre, no quería ver a su hija llorar. 

Si su hija pedía algo, no era una petición, era una orden. 

¿Vestidos? pide los que quieras, ya es tuyo. 

¿Joyas? cierra los ojos y agarra toda la tienda, todo es tuyo. 

¿Muñecas? escoge la más hermosa y bañala en oro, porque es tuya. 

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Por eso mismo, no pudo negarse cuando su hija le rogó para llevarla con él a su viaje al Clan Lee, tenían asuntos pendientes que atender, y se negaba a dejar a su hija con una sirvienta mientras ella lloraba. 

No falta decir que Shin Yuna era muy caprichosa, y hacia lo que quisiera, después de todo, nadie podía ir en contra de su padre, solo el mismo líder de la secta. 

Es por eso que en medio de la charla de su padre se escapó y fue por los grandes campos del Clan Lee. 

Y ahí es donde lo vio, un niño de ojos dorados como el oro, no, eran mucho más brillantes que todas sus joyas juntas. 

Un cabello negro como la noche que caía en su espalda y solo se elevaba por el viento dándole un toque mágico. 

Ese niño era una obra de arte a la vista. 

El joven se encontraba dándole de comer a sus conejos ahora llamados "Jen" y "Min". 

La joven se acercó lentamente hasta el joven, pero este la noto. 

- Este no es un lugar para omegas, regresa. 

Acaso le había dado una orden? ¿Acaso no sabía quién era ella?, pero lo dejara pasar, lo que más le importaba a ella era tener a ese niño, llevárselo a su secta y comprometerse con él. 

- Sabes estoy perdida, estaba con mi padre hace un momento, pero me he perdido. - Hizo un puchero bajo su gran abanico de bordes dorados. 

- Regresa por donde viniste. - El joven Jeno no le hizo caso y siguió alimentando a sus conejos. 

Yuna ardió al ver cómo el joven no le hacía caso así que bajo su abanico y se acercó más al joven. 

- Que lindos, ¿Cómo se llaman? - preguntó con una gran sonrisa la joven Yuna

Molesta. - solo pensó Jeno y siguió dándole de comer a sus conejos. 

La paciencia de Yuna se estaba agotando, ¿Era mucho pedir al menos que esos ojos dorados la vieran? 

Se acercó mucho más al joven y puso una de sus manos en su hombro. 

- No me ignores, ¿Cómo se llaman? 

- Desvergonzada! - Jeno retiró la mano de Yuna sin cuidado mirándola de forma amenazadora. 

- Y-yo! - Sin darse cuenta un sonrojo subió por las mejillas de la joven Shin, esos ojos dorados eran mucho más hermosos de cerca. 

Antes de que Jeno pueda empujarla se escuchó una voz por detrás. 

- ¿Jeno?

Era su hermano, Mark. 

- Hermano. 

- ¿Doncella Shin? ¿Qué hace aquí? ¿Se ha perdido? 

Antes de que Jeno pueda acusarla de invadir su espacio la doncella se paró e hizo una reverencia a Mark. 

- Así mismo, joven amo Lee, he perdido a mis padres y solo quería pedirle ayuda a su hermano pero el me empujo y me respondió groseramente.. 

- Mientes. - Respondió un Jeno bastante enojado. 

Mark sabía que era mentira y solo le dio una mirada de "¿Por favor?" a su hermano, haciendo que este se quedara callado. 

- Siendo así, Jeno por favor acompaña a la doncella Shin a la sala principal su padre la está buscando. 

- Pero-

Antes de que Jeno pueda hablar la doncella ya se había colgado de su brazo. 

- ¡Muchas gracias! 

Jeno solo le lanzó una mirada suplicante a su hermano que solo pudo voltear, nunca más volverían a invitar a un Shin a la secta, no por ahora. 

A regañadientes Jeno llevó a la doncella a la sala principal donde retiró su brazo, dio reverencias a su tío y a la secta Shin y se fue, no quería estar más con esa doncella Shin. 

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Antes de que la secta Shin haga su despedida la joven Shin susurro algo al oído de su padre que hizo que este abra los ojos de inmediato. 

"Padre, padre! lo quiero a él, el niño de ojos dorados, lo quiero como mi prometido!" 

Antes de que Lee Donghae diera la vuelta el padre de la joven lo llamó. 

- ¿Podemos hablar de algo rápido? 

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Cuando salió de la sala su cara estaba pálida, por primera vez, no lo había logrado, el joven Jeno estaba comprometido con un omega del Clan Park, ¿Qué le diría a su pequeña ahora? no lo sabía pero, verla llorar no era una opción. 

Al llegar al barco la pequeña doncella se lanzó a los brazos de su padre y le preguntó 

- ¡Padre! ¡Padre! ¿Aceptaron? 

El padre pensó un rato y respondió. 

- Si, el joven Jeno estaba muy feliz de ser tu prometido. 

La joven Shin comenzó a saltar de emoción, como siempre, todo lo que quería, lo tenía.

El padre solo pudo suspirar solo faltaba una semana para que a su hija la llevaran al internado, en ese tiempo, verá cómo convencer a la secta Lee.

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Dato: La Doncella Shin irá en el mismo barco donde irá Donghyuck.

¿Te quedarás conmigo? - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora