1. Margarita

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- ¡Margarita!

Tengo la cara levantada hacia el cielo, y la luz del sol de mitad de la tarde me calienta las mejillas.

El grito del barman me trae de vuelta a mis sentidos, y me vuelvo en dirección a la barra al aire libre para recibir mi bebida.

El barman pone la copa sobre la barra y estiro mi mano hacia ella al mismo tiempo que otra mano sale disparada en la misma dirección y se choca con la mía.

La copa se tambalea, y los dos nos lanzamos a agarrarla antes de que se caiga.

Se derrama un poco antes de que logremos levantarla de nuevo, y nuestras manos se quedan unidas de manera extrañamente íntima sobre el tallo de la copa.

- Te la puedes quedar – Me dice el propietario de la mano que ahora se encuentra sobre la mía

- Claro que lo haré. Yo la pedí – Respondo, subiendo una ceja mientras tiro de la copa en mi dirección

O intento, porque él la sostiene y no me lo permite.

- Estaba intentando ser amable, ¿te suena el concepto?

- No. Pero me suena el concepto de festival al aire libre bajo el sol abrasador, así que suelta mi bebida – Le digo, y tiro de la copa de nuevo en mi dirección

Esta vez la deja ir, y me mira de reojo mientras niega ligeramente con la cabeza, como diciendo sin decir "niña tonta".

Levanta un dedo en dirección al barman, que ha estado preparando tragos y observando nuestra interacción con diversión.

- ¿Me puedes poner otra, por favor? – Le dice el ladrón educadamente

- Se me terminó el tequila, lo siento – Se excusa el barman, apretando los labios para no sonreír.

El ladrón se vuelve y me da una mirada malintencionada.

Frunzo el ceño, porque no debe ser mucho mayor que yo, así que tiene que ser un superpoder que logre darme esa mirada de padre castrador de manera tan exitosa.

- ¿Sabes qué? Quédatela. Tampoco es para tanto – Le dio rodando los ojos mientras deslizo la copa en su dirección - ¿Me pones un mojito, Joe? – Le digo al barman, mientras me inclino sobre la barra.

Estamos en un festival musical a las afueras de El Paso bajo un calor ardiente, así que voy vestida con un short estilo Daisy Duke y una camiseta blanca lisa. Me parece que no es gran cosa, pero el ladrón se distrae mirando mis piernas cuando me inclino sobre la barra.

Creo que va a hacer algo caballeroso como decirme que me quede yo con la bebida, pero en cambio la trae en su dirección y toma un trago.

Se lame la sal del labio inferior, y esta vez soy yo quien se distrae, porque el ladrón tiene una boca amplia de labios gruesos que es, a falta de una palabra mejor, pornográfica.

- Gracias, Margarita – Me dice con una sonrisa radiante

Me doy cuenta de que me nota y le gusta lo que ve.

Estoy acostumbrada a tener ese poder sobre los hombres, y que me consiga lo que quiero.

Pero el ladrón solo me hace un guiño y se va tomándose tranquilamente mi bebida.

....Y ahora estoy intrigada.

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Los festivales tienen la cualidad de irse volviendo más interesantes a medida que el sol empieza a irse.

Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora