18. ¿Qué es esto?

621 62 92
                                    


2 meses después.

- Amor, no llores – Me dice la voz de Martín, pero lloro de todos modos

Estoy sentada en el patiecito que tiene el hotel, que tiene un par de mesas de picnic y algunas plantitas sembradas, y a veces vengo a dibujar mis figurines aquí, porque puedo ver el cielo y la avenida más allá de la cerca.

A esta hora el skyline de Nueva York todavía parece salpicado de brillo por la forma en la que el sol contrasta con los vidrios de los edificios.

Es muy difícil no enamorarse de esta ciudad, y eso hace horriblemente duro que al mismo tiempo extrañe mi casa con desesperación.

- No sé cómo haces esto – Me lamento – Quiero comer una arepa hecha por mi mamá – Lloriqueo

- Hay restaurantes colombianos allá. Ve a comprar arepas y no seas llorona

- ¡No me juzgues! – Le grito, y meto la cuchara miserablemente en un tarro de helado y me como un bocado gigante

Está recostado en la cama de su habitación de hotel en Chile.

Tiene el pelo aún húmedo por la ducha reciente, y solo está vestido con un short de boxeo de General.

Se ve tan apetecible que solo quiero seguir llorando, porque lo extraño miserablemente.

Me mira con una expresión que es mitad preocupación y mitad ternura.

- No llores, hermosa – Me repite

- Te extraño mucho – Sollozo, y me seco las lágrimas rápidamente antes de que caigan sobre mis figurines y los arruinen

- También te extraño, pero ya no falta tanto para vernos

- Falta mucho – Me lamento dramáticamente

Se ríe, porque en realidad va a estar aquí dentro de 26 días.

Estaba acostumbrada a acompañarlo un poco más en su gira, así que a pesar de que él estaba lejos, siempre solía encontrar la manera de escaparme algunos días para estar juntos, o él estaba en Bogotá entre tramos de gira y no nos despegábamos uno del otro.

Ahora él ha estado en Bogotá, pero yo no.

Ya no puedo viajar para seguirlo porque la universidad me lo impide, y aunque nuestra relación se sustenta en bases muy sólidas y hay muchísima confianza entre los dos, hoy lo extraño como nunca y haré una pataleta al respecto si me da la gana.

- ¿Me mostrarás en qué estás trabajando? – Me pide él, y sé que solo quiere distraerme de mi crisis de extrañarlo a él, a mi casa, a mi mamá y a las arepas

Levanto el celular para que vea el figurín en el que estoy trabajando, que retoma todo el concepto de General de fusionar arte y moda, pero esta vez en un vestido de coctel espectacular.

Veo la sorpresa y el orgullo pasar por su cara, y lo amo tanto que siento que mi pecho se infla por esa simple mirada con la que evalúa mi trabajo.

- Oye, Lau...¿Qué estás....?

Kat entra alegremente en el patio, pero se queda tildada en medio de una palabra cuando me ve con la cara llorosa y el celular levantado en el aire, con el rostro de Marto llenando la pantalla.

La cara de él cambia a una expresión que no sé leer en cuanto la ve, y ella se retrae en ese caparazón que ahora habita de manera muy, muy obvia.

Levanta la mano para saludar a la pantalla, y él le devuelve el gesto con sorpresa.

Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora