No sé quien nos compra la privacidad, aunque asumo que es el dinero de Kat.
Ahora mismo estamos los tres sentados en una sala privada del New York Presbyterian, mirándonos los pies mientras una enfermera silenciosa y capaz le toma una muestra de sangre a Marto.
El sudor frío le perla la cara todavía, aunque ya le pusieron una tanda de medicamentos fuertes vía intravenosa.
Lo más espantoso de todo es que su expresión luce vacía cuando levanta los ojos hacia la enfermera y la habla con una voz ausente que no se parece a la suya.
- Ellas dos también van a tomarse la prueba – Le dice
La enfermera se vuelve hacia nosotros y nos mira con una expresión de duda.
- Pero....usamos protección – Digo torpemente
- También me vine en tu boca, si recordamos – Responde él con absoluto desapego
Me estremezco, porque hablar con esa falta de tacto no es propio de él.
Me digo que se debe al shock.
Compartir los mismos síntomas que Luna, que ya tiene un diagnóstico confirmado, tiene que ser aterrador.
Y, sobre todo, que ese diagnóstico llegue justo después de que hemos vuelto a tener sexo por primera vez, tiene que hacerlo sentirse horrible.
Me callo la respuesta supremamente grosera que tengo en la punta de la lengua y asiento hacia la enfermera, que no tiene necesidad de saber más de lo que ya sabe acerca de nuestra intimidad.
Kat se aclara la garganta.
- Yo no tuve contacto genital contigo – Le dice en voz baja a Marto
- Pero si tuviste contacto con los fluidos de Laura – Señala él – Solo...por favor. La probabilidad puede ser muy baja, pero yo necesito estar seguro de que no estás contagiada. Por favor
- En realidad, hay algo llamado efecto ventana que hace que el virus no sea detectable en la sangre inmediatamente después de la exposición. Si ese es el caso, las chicas deberían examinarse entre 10 y 33 días después de la posible exposición – Nos explica la enfermera
Me muerdo el labio inferior, porque las palabras virus y exposición suenan muy graves, y parecen algo muy incorrecto cuando todo lo que hicimos fue amarnos.
La enfermera hace una pausa y se vuelve para mirarnos.
- ¿Han oído hablar acerca de la profilaxis posexposición? – Nos pregunta
Martín y yo negamos con la cabeza, pero Kat asiente.
- Son medicamentos que reducen la posibilidad de contraer VIH después de una posible exposición – Nos dice ella, aunque en realidad está mirando sus dedos, mientras gira distraídamente su anillo de estrella. Ante nuestra mirada interrogante, se explica – Dante los consiguió para mí luego del asunto de Rocket. Son bastante comunes en el mundillo homosexual
- Solo funcionan adecuadamente si han pasado menos de 72 horas de la posible exposición. ¿Desean que los consiga para ustedes? – Nos pregunta la enfermera
- Si – Se adelanta Martín – Si, por favor – Completa, y la desesperación en su tono es desgarradora
Me estremezco, porque irónicamente la idea de poder haber contraído VIH es lo último en mi mente en este momento.
Siento pánico de que él lo tenga.
Kat no va a sobrevivir a otro golpe como este.
Y si Martín nos contagió a una de las dos, no se lo va a perdonar nunca en la vida.
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Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)
FanfictionSolo un beso, fue lo que te prometí. Uno solo. Pero esto es más que un beso, ladrón. Algo pasa entre los dos, y no podemos negarlo....