10. Segundos platos

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4 meses después.

- Hola, niña

No puedo evitar que una sonrisa enorme se dibuje en mis labios cuando vuelvo a ver a Sancho por primera vez desde Texas.

Me acerco y le echo los brazos alrededor del cuello como una niña feliz, y él se ríe mientras me acerca a su pecho y me abraza carilosamente.

Dejo un beso en su mejilla, y luego me limpio la impronta que mi lápiz de labios dejó en su mejilla.

- Estás muy guapa – Me dice con una sonrisa

Le sonrío de vuelta, porque desde que me llamó para este proyecto hablamos con mucha frecuencia, y lo siento como si fuera ese tío cool que te lleva a tatuarte a un sitio limpio y en quien confías para contarle que te emborrachaste.

....Excepto porque el tío cool Sancho Gómez-Escolar, 2 veces ganador del Grammy latino como ingeniero de sonido, me ha invitado a grabar una serie de guitarras eléctricas para un compilado de rock sinfónico nada más y nada menos que junto a la Filarmónica de Londres.

Los arreglos instrumentales son tan limpios que quitan la respiración, pero lo que más me hace querer gritar es que mis guitarras serán la pieza central en 4 de las 10 piezas que componen este trabajo, que ha recogido la interpretación de un grupo de 25 músicos clásicos impresionantes, además del equipo de más de 15 personas entre ingenieros, arreglistas y productores dirigidos por Sancho.

Llevo un mes completo estudiando mis arreglos, aunque no son exactamente lo que el equipo de Sancho escribió para mí, porque no soy muy buena leyendo música, así que casi todo me lo he aprendido de oído con base en lo que grabó la orquesta.

No suelo estar insegura acerca de mi habilidad cuando me ponen una guitarra en las manos, pero esto es tan grande que no puedo evitar sentirme intimidada.

Incluso ahora, parada en la antecámara del estudio principal de Capitol Studios en Los Ángeles, todavía creo que Sancho se equivocó. Que estaba pensando en otra persona cuando me llamó a mí.

- ¿Me dejas verla? – Me pide Sancho

Le doy un beso en la mejilla, porque simplemente lo adoro, y luego dejo el estuche de mi guitarra sobre un sofá del lounge exterior del magno estudio en el que voy a grabar la tarde de hoy.

Faltan pocos días para la navidad y Los Ángeles está fría.

Para una persona cuyo trabajo es en parte estar en paños menores, es sorprendente lo mucho que me encanta este clima, y estar vestida con unos jeans cómodos, un saquito de lana y una bufanda, justo como estoy ahora.

Abro el estuche de mi guitarra y doy un paso a un lado para que la vea.

Es una Gibson Les Paul Tribute que ha sido customizada para mí. Ha sido ajustada para que su ergonomía sea perfecta para mi medida, y está hecha de caoba, arce y palisandro, lo que la hace ligera y con un sonido único.

Es la guitarra que ha definido en sonido de Calypso y que, para quienes ven más allá de 4 gatitas en shorts, hacen que nuestra música sea única.

- ¿Quieres tocarla? – Le pregunto, mirándolo de reojo. Hace un gesto despectivo con su mano

- Nah, soy un músico espantoso. Por eso me pasé al detrás de escena. Tú, en cambio, eres maravillosa – Observa, subiendo las cejas

Me sonrojo como una pre adolescente y él se ríe.

- Ven, te presentaré a todo el mundo – Me dice, y me hace una seña hacia donde está todo su equipo.

Traje mi propio amplificador para grabar, así que se lo entrego al técnico encargado mientras Sancho me presenta a cada persona. Me preocupo por aprenderme los nombres y trato de ser gentil, porque Víctor ha edificado la imagen de nuestra banda como un grupo de chicas desbocadas que viven y respiran rock and roll, así que generalmente la gente habla de drogas, fiesta y sexo en algún punto de la conversación cuando se refieren a nosotras.

Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora