6. Ladrona

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Doy un respingo y retrocedo en el sofá, como si estuviéramos haciendo algo malo.

- Bueno. Estamos jodidos – Anuncia el guitarrista de su banda mientras entra y se deja caer en una silla frente a nosotros de manera dramática – Hola, Kat – Me saluda, antes de echarse un brazo histriónicamente sobre los ojos.

Parpadeo lentamente hacia él, porque nunca le he dicho mi nombre, y parece muy tranquilo por verme aquí.

Se sienta erguido de golpe y me da una segunda mirada.

- ¡¡KAT KISS!! – Grita, como recapitulando lo que acaba de ver

Martín se ríe, y me hace una seña.

- Está borracho – Me explica Martín

- ¡KAT KISS ESTÁ EN NUESTRO BUS! – Le grita el guitarrista borracho a nadie en particular, aunque creo que hay más gente del otro lado de la puerta abierta - ¡Traigan una guitarra!, ¡Vamos a....!

Martín se levanta y le pone las manos en los hombros.

- Isaza, cállese. Me está haciendo quedar en ridículo

- Pero es Kat Kiss – Dice el borracho, sacando su labio inferior en un puchero – Quiero ser como ella. ¿Por qué no me deja ser como ella?

- Porque está borracho – Le explica Martín con paciencia

- Si, pero soy su fan. Que me firme la frente al menos – Dice el guitarrista con una mueca triste.

No me mira con esa expresión depredadora que me dan los hombres por lo general, sino con verdadera admiración. A lo mejor sigo un poco borracha, porque su actitud tonta de fan me hace sentir respetada y valiosa como músico.

- Hola – Me atrevo a levantar la mano y saludarlo, porque por alguna razón está interacción me hace sentir un poco tímida

Él parpadea dos veces en mi dirección.

Luego mira a Martín.

- Kat Kiss me acaba de saludar – Declara, anonadado. Suelto una risita y Martín se lleva la mano a la cabeza y se frota los ojos

- Disculpa, Margarita. Somos un poco fans de tu banda por aquí – Me explica Martín

Me cubro la boca para no reírme, porque esto es muy surreal.

Los músicos talentosos no me dicen que son mis fans.

Los músicos serios nos miran por encima del hombro, porque da igual si la música que hacemos es lo suficientemente buena, eso nunca será de lo que la gente está hablando acerca de nosotras.

- ¡¿Qué putas vamos a hacer?! – Grita el chico de lentes mientras entra al bus caminando con paso cansado.

Se deja caer en el sofá junto a mí y apoya su cabeza en mi hombro.

Miro de reojo a Martín, que luce mitad mortificado y mitad divertido.

- Hola, Kat – Me saluda el de lentes

- Eh...Hola – Le respondo con cierta duda, porque todo el mundo aquí parece saber quién soy, y no sé si sigo muy borracha yo misma, o de alguna manera me perdí el capítulo en el que nos hicimos todos amigos

- ¿Me van a explicar qué pasó? – Reniega Martín

- Estamos borrachos – Responde el guitarrista de manera inteligente. El de lentes suspira

- Manu se cayó de la barra y tiene dos dedos rotos. Los demás se quedaron en Urgencias con él, pero no tenemos Guitar Tech para mañana, y nos van a matar a todos y vamos a fracasar en nuestra primera gira por USA y todo va a ser hoooorrribleeeeee – Declara dramáticamente el de lentes, que sigue apoyado en mi hombro con los ojos cerrados, como si se fuera a dormir ahí

Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora