32. Soltero

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Creo que estoy más fuera de forma de lo que esperaba, porque cuando Amanda se pone de pie sobre una silla en medio de la cena y anuncia que iremos de fiesta, soy tomado por sorpresa con la realización de que no se me ocurrió a mí.

Kat está sentada junto a ella al otro lado de la mesa, y el sol le ha dejado sonrojada la parte alta de las mejillas de una manera que me parece adorable.

No soy capaz de dejar de mirarla mientras charla con Amanda y come una de sus comidas super saludables, y ese magnetismo que mis ojos sienten por ella está empezando a cabrearme.

Seriamente.

Doy un suspiro e Isaza que está a mi lado me mira de reojo.

- ¿Qué le pasa?

- Estoy enojado – Anuncio

- ¿Por qué?

- Porque la vida se volvió muy rara – Murmuro

Me da una mirada que me dice que sabe perfectamente de qué hablo, aún si yo no sé de qué hablo.

Kat se ríe de algo, y el sonido me hace sentir tan extraño que me estremezco.

Me pongo en pie de un salto, decidido a salir de aquí.

- Lléveme de fiesta – Le pido a Isaza

- Si, señor – Asiente con diversión - ¿Necesita emborracharse? Lo puedo cuidar si quiere. O bueno, es un hombre soltero. Si quiere traerse a alguien a su habitación....

Se calla en medio de la frase, porque la palabra "soltero" se siente como una patada en el plexo solar, y creo que me veo como si fuera a vomitar tanto como me siento.

Soy soltero.

Puta vida.

Siento un vacío en el pecho que no sé como explicar.

¿Así se siente la libertad?

Por un segundo, pienso que no la quiero, pero luego me recuerdo que no es como si la decisión estuviera en mis manos.

Kat vuelve a reírse de algo con Amanda y me estremezco de nuevo, como si con eso pudiera bloquear el sonido de su risa.

- Si, me quiero emborrachar – Le digo a Isaza – Pero no me cuide. Quiero hacer cosas estúpidas, porque para eso estoy soltero

- Lo siento, no quise decir eso – Susurra mi amigo, apenado

- No, está bien – Indico, y asiento con la cabeza exageradamente – Vámonos de fiesta. Va a ser genial

Pero mientras lo digo, el vacío en mi pecho solo parece crecer un poco más.

-----------O----------

Salgo de mi habitación a las 9 de la noche, hora a la que Amanda nos citó para salir al bar que eligió para esta noche.

Voy subiéndome la cremallera de mi chaqueta de cuero cuando, por segunda vez en el día, una nube de su aroma a chocolate me alcanza.

Inhalo una bocanada profunda, porque ese olor sacude algo inexplicable dentro de mí, y luego me vuelvo para verla llegar.

- Hola – Me dice con una pequeña sonrisa tímida

Siento que algo cambió entre los dos esta tarde en la piscina, y algo se siente ligeramente inseguro entre nosotros, aunque no estoy muy seguro de qué.

Me quedo mirándola sin decirle nada, y ella se remueve incómoda entre su ropa.

- ¿Qué? – Me pregunta a la defensiva

Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora