43. Perdonarse

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- Lo siento mucho, ladrón – Le digo como por millonésima vez

Me mira de reojo y da un suspiro de impaciencia antes de inclinarse y dejar un besito en mi sien.

- Déjalo, Margarita – Me repite, también por millonésima vez

Me acurruco en un hoodie suyo que me queda enorme que agarré esta mañana.

Me bajo la gorra, también suya que tengo en la cabeza, porque siento más que nunca que no quiero que nadie me mire.

No quiero que me vean con él y todo lo horrible que soy lo manche a él o a la banda.

Frente a mí, Dante me hace una seña y deja un besito en la mejilla de Isaza antes de levantarse y llevarme fuera de la habitación de nuestro hotel en Louisiana, en la que hemos estado esperando que llegue su publicista.

- Tienes que parar, Kat – Me ordena mi amigo en el segundo en el que pasamos por la puerta y salimos al pasillo

- ¿Yo tengo que parar? – Le digo en un susurro, aunque el sabe que quiero gritar – Que paren ellos. Que paren de escribirle en su Instagram que me haga otro video, de sugerirle que me ate y de decir cosas horribles acerca de cómo soy tan perra que me metí entre Laura y él. ¡¡Diles a ellos que paren!! – Exclamo

Dante me trae hacia sus brazos cuando se da cuenta de que las lágrimas se me escapan.

No he llorado frente a Martín por decencia básica, porque lo último que necesita es tener que preocuparse por mi estado de ánimo, cuando mi sola existencia está jodiendo su reputación y a lo mejor su carrera, que siempre se ha sustentado en la música en no dar de qué hablar más que por sus méritos profesionales.

- Ellos no se merecen esto, Dante – Le digo con un sollozo

- No – Está de acuerdo él

Porque su situación no es tan diferente tampoco.

Está pasando de ser el rockero derrite bragas más humeante de la escena a ser gay en lo que se demora una foto en subirse a internet, y está arrastrando a Isaza a todo el circo mediático que se desprende de eso.

- Solo quería tener un gesto lindo con Isa – Se lamenta él

- Lo hiciste – Le digo con un suspiro – Fue algo hermoso y valiente

- Y la recompensa es que tenga su vida privada por todos los tabloides del mundo, que pasa a ser lo que más odia – Farfulla Dante mientras me abraza más fuerte

No digo nada, porque lo entiendo.

La carrera de los chicos ha sido sobre música y buenas decisiones.

La nuestra ha sido escándalos, tabloides, sexo y rock and roll.

Estamos demasiado sucios para que la gente nos vea como algo más que aquello que hemos sido, y parece que esos personajes que en su momento adoptamos para acortar nuestro camino a la fama, han decidido perseguirnos para siempre.

- ¿Está enojado contigo? – Le pregunto cautelosamente

- No. Ojalá lo estuviera. ¿Martín te ha dicho algo?

- No. Es como si no entendiera la magnitud de lo que está pasando

- A lo mejor no lo hace. Ellos nunca están envueltos en escándalos

- Ah, ahí te equivocas, querido. Eso no es mérito de ellos, sino mío – Nos dice una voz de mujer a espaldas de Dante

Los dos nos separamos sobresaltados para ver a una pelirroja espectacular vestida con un traje sastre color borgoña y un bolso Birkin beige colgado en la curva del codo.

Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora