4. No es nada

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- ¿Cómo que solo nosotras? – Le grito a Víctor, nuestro mánager, 8 horas más tarde.

Estamos en el set de las fotos de la GQ, que es un bar de San Antonio con una estética rockera vieja, que recuerda un poco los bares de esa época dorada del Sunset Srip en Los Ángeles que vieron nacer a Poison y a Guns and Roses.

Tengo una bata encima de mi vestuario ridículo, porque (por supuesto), vamos a estar casi desnudas en las fotos.

Estoy tan acostumbrada a esto que apenas me importa, excepto que luego de la noche de anoche parece escocer más que nunca.

Y ahora resulta que solo Hanna y yo estaremos en las fotos.

- Hanna en la vocalista, tú eres la que está más buena y la que la gente más conoce. ¿Por qué te estás quejando por más popularidad? – Reniega Víctor

- ¡Porque somos una banda de 4! – Exclamo, echando las manos al aire

- Solo cállate y ponte frente a la cámara, Katherine. Ya has dado bastantes problemas con esa cara hinchada con la que apareciste – Farfulla él y se va, porque por supuesto este asunto no está abierto a discusión

- Está bien – Me dice Dina, y me pone una mano en el hombro – Iremos a dar una vuelta, no te preocupes

- Lo siento – Susurro

- Si, me imagino cuánto lo sientes – Indica Clara sarcásticamente.

Rueda los ojos y da media vuelta mientras se dirige hacia la puerta.

Dina me devuelve una mirada de disculpa mientras la sigue.

Hanna sale del vestidor justo en ese momento, y mira irse a las chicas con confusión.

- ¿A dónde van? – Pregunta

- Las fotos son solo para nosotras

- ¿Qué?, ¿Por qué?

- Porque a Víctor le da la gana – Murmuro

- Ay, no. Clara está furiosa, ¿verdad?

- Y con razón, Han. No es justo. Ellas son ridículamente talentosas y son parte fundamental de la banda. No es solo tu voz y mi culo lo que hacen que Calypso sea lo que es

- No hables así de ti misma, estúpida – Me dice, y me da un puño cerrado en un hombro – Eres la mejor guitarrista de nuestra generación. No lo digo yo, lo dijo la Rolling Stone – Me recuerda

Sonrío, porque hace unos meses salió en la revista Rolling Stone un artículo sobre nosotras en el que hablaron solo de nuestra música, y en general, hablaron bien.

Fue una columna diminuta en una esquinita de la revista, pero fue un bálsamo que no se mencionara nuestro cuerpo ni nuestra puesta en escena descarada en ningún momento.

La tarde en la que salió la revista las 4 nos abrazamos y festejamos juntas con copas de helado y chispas de chocolate.

Y ahora, un par de meses más tarde, se siente como si fuéramos compañeros de oficina que se odian, pero están obligados a trabajar juntos porque no hay de otra.

- Los grandes guitarristas no deberían posar desnudos para que los noten. ¿Cuántas veces viste a Hendrix en la Playboy? – Reniego

- Me habría gustado ver a Slash, en su tiempo – Reflexiona

Cuando se da cuenta de que no me río, se acerca y me abraza.

- Se que no te gusta esto, pero solo es una cosa. Lo que importa es estar sobre el escenario, ¿recuerdas?

Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora