36. Un reggaetón y nos vamos

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Luna pasa la lengua alrededor de su cono de helado y me mira de reojo.

Hago mala cara y ella se ríe.

- ¿Qué? - Me pregunta alegremente

- Eres muy pequeña, ¿cómo puedes comer tanto? - Le reclamo

- Me encanta comer. No le digo que no a los placeres - Comenta alegremente, y vuelve a lamer su helado

Dejo escapar un suspiro y estiro mis piernas delante de mi cuerpo.

Estamos recostados en el pasto a la sombra de un árbol en un parque de un sector bonito lleno de restaurantes con clase en Houston.

Elegimos cualquier restaurante al azar y tomamos un almuerzo escandaloso de comida italiana, con postre y vino y toda la cosa.

Y ahora la señorita encontró un puesto de helado en la calle, y tiene la habilidad de seguir comiendo.

La miro con rencor y ella me pone el cono de helado frente a la cara.

Me inclino y tomo un bocado, pero estoy tan lleno que creo que podría morir.

- No sirvo para esto de los placeres - Me quejo

- ¿No?

Me mira entre esas pestañas injustamente largas con un ademán coqueto y suelto una risita.

Le doy un golpecito con el hombro y ella se ríe también, mientras se acomoda contra el tronco del árbol.

....Creo que podríamos llegar a estar un poco borrachos por la botella de vino que nos tomamos con nuestro almuerzo, aunque hace calor y tengo un poco de sueño, y no estoy muy seguro.

- Tienes cara de que serías muy bueno en eso. Me parece un desperdicio - Indica ella, haciendo un gesto apreciativo con la cabeza

Me inclino y tomo un mordisco más grande de su cono de helado como venganza.

- Háblame de tus más grandes placeres, y te diré qué tan bueno soy - Sugiero, levantando las cejas

- Comer. Dormir. Follar. No necesariamente en ese orden

Y luego lame el helado de una manera que hasta el espectador más casto consideraría seductora.

Creo que estoy más borracho de lo que creía.

- No soy tan bueno en comer como tú. Definitivamente apesto en dormir. Y en cuanto a follar....

- ¿Qué?

- Nunca nadie se ha quejado - Digo con un encogimiento de hombros

- ¿Nadie se ha quejado? - Exclama ella, indignada - ¿Esa es tu unidad de medida para decirme qué tanto rockeas en la cama?

- Creo que soy una estrella de rock nivel Axel Rose, pero no lo sé. No estoy haciendo mucho lo de follar últimamente

- Agh, ¿estás en la temporada?

- ¿Qué es la temporada?

- Ya sabes, ese periodo que tenemos todos, cuando no logramos conectar con nadie, y a la vez medio nos sabe a mierda el sexo casual, pero definitivamente somos jóvenes y vitales y queremos hacerlo, pero simplemente no se da

La miro de reojo, y creo que mi expresión desdichada lo dice todo, porque ella me ofrece el cono de helado como recompensa.

Rodeo la crema con mi lengua, y ella bizquea de una manera ligeramente graciosa.

No estoy siendo coqueto, ¿verdad?

No.

Solo estoy comiéndome un conito.

Buenas noches, ladrón » Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora