6. Mi nombre

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TH•

No volví solo a casa.

Lo sé, suena precipitado y hasta un poco controversial.

¿Cómo es posible que Kim Taehyung esté volviendo acompañado a casa con un tipo que juraba detestar hasta hace veinte minutos atrás?

Cosas que pasan...

No sé su nombre, ni su edad, no sé absolutamente nada. De lo único que estoy seguro es que tengo a un hombre encima mío y su lengua está muy cerca de tocar mis cuerdas vocales.

Cuando volvió con mi acrílico verde, este chico, al cual llamaré Extraño, comenzó a coquetearme descaradamente. Puedo notar cuando alguien está interesado en mí, y claramente Extraño era bastante obvio.

Pedí algunos colores más y un par de pinceles, pero, en lugar de dejar las cosas en el mostrador, Extraño prefería dármelas en las manos y aprovechaba para tocarlas delicadamente. Me miraba con atención y un par de veces desvió la vista a mi boca.

Para nada tímido...

Se inclinaba demasiado hacia mí y sonreía tímidamente. No sé cuánto tiempo estuvo así, pero yo no iba a quedarme atrás. No soy tan difícil.

Lo encontré atractivo, su pelo es de color castaño claro y cuando sonríe se le forman dos pequeños hoyuelos. Tiene una voz bonita, melódica y se ríe fácilmente.

¿Por qué no?

Me acerqué demasiado y le susurré:

—¿A qué hora cierra la tienda? Para llevarme algo más, digo.

Él rió mientras bajaba la mirada, sonrojado. Ahora que había correspondido a sus intentos se ponía tímido.

Lindo.

De repente subió la mirada y me observó con intensidad.

—En realidad, cerramos hace quince minutos —dijo, y bajó la vista a mis labios.

A partir de allí, no lo hice esperar y ofrecí mi apartamento. Sabía que Jungkook ya no estaría dentro.

Llegamos rápido, y aunque los besos habían comenzado mucho antes en la calle, dentro de mi casa se intensificaron.

Así que ahora estoy aquí, con Extraño en mi hogar mientras le quito la camiseta.

Sus manos bajan las tiras de mi jardinero y se deslizan por mi piel. Las mías se enredan en su cabello y lo tironean.

Sedoso y largo, hermoso.

Nos tambaleamos hasta mi habitación, dejando la ropa en cualquier parte. Lo empujo hacia la cama y me subo a horcajadas sobre él. Comienzo a besar su cuello.

Acerco mis labios a su oído y le susurro:

—Ahora vuelvo, mantente preparado para mí.

Muerdo su oreja y me levanto. Camino hasta el baño para buscar preservativos y caigo en la cuenta de que Jungkook no ha devuelto la caja. Bastardo. Le haré comprarme cinco pasteles de nueces y chocolate en forma de recompensa.

No pienso demasiado en ello y agarro una cajita. Vuelvo a mi habitación y él me está esperando apoyado sobre sus codos.

Vuelvo a subirme encima suyo y comienzo a recorrer suavemente su piel con mis dedos. Pongo sus pelos de punta y eso me gusta aún más. Suelta suspiros por cada toque, quiero escucharlo llamarme por mi nombre.

Me acerco a sus labios y sobre ellos le digo:

—Suplica.

Agarra fuertemente mi cintura y me da la vuelta para quedar encima mío.

Acerca la boca a mi oído y susurra:

—No, tú suplica. Llámame por mi nombre. —Lleva el dedo índice a mis labios y los acaricia—. Repite, di Hoseok. Di mi nombre, quiero oírlo.

Hoseok...

Deja un beso sobre mi boca y comienza de nuevo un camino hasta llegar a mi cuello y luego a mi oreja.

—Por favor, dilo —pide nuevamente.

Cruzo mis piernas por sus caderas y nos rozo. Busco sus labios y cumplo con su petición.

—Por favor, Hoseok. Hazlo —suplico con voz ronca y me refriego nuevamente con él—. Hazlo ahora.

Me mira extasiado y vuelve a colocarme encima de él. Ambos seguimos en ropa interior, pero no puedo imaginar ninguna oportunidad en la que la tela me haya molestado tanto.

Comienza a mover sus caderas y no logró aguantar más. Necesito sentir toda su piel. Necesito sentirlo.

Como si compartiéramos el mismo pensamiento, Hoseok se sienta, aún conmigo encima, y apreta mi cintura con fuerza. Besa mi clavícula y mi pecho, luego levanta la mirada y puedo ver que sus ojos brillan por el éxtasis.

Me mira con anhelo y puedo jurar que yo lo estoy viendo de la misma manera. Lleva un dedo hacia el borde de mis boxers y dice con voz ronca:

—Quítatelos. Los quiero afuera.

No lo hago esperar, sonrío y me los quito lentamente. Él muerde su labio inferior y observa cada uno de mis movimientos.

Cuando termino, me coloco entre sus piernas y agarro los bordes de su ropa interior.

—Tenemos que estar en las mismas condiciones.

Los deslizo con delicadeza hacia sus tobillos, tratando de tocar la mayor cantidad de piel posible.

Una vez afuera, me subo nuevamente a horcajadas sobre él. Ya no hay nada que evite que nos toquemos. Me inclino y lo beso, muerdo su labio y luego me dirijo a su cuello.

—Por favor, Hoseok —vuelvo a suplicar.

Él me da la vuelta y se queda encima mío nuevamente. Coloca sus manos a los costados de mi cabeza y se inclina hasta rozar nuestros labios.

—Dime tu nombre primero —pide, sin dejar de mirarme a los ojos.

Sonrío y coloco mis brazos alrededor de su cuello.

—Quiero escucharte gemir mi nombre. Llámame Taehyung. 

A reason to stay ☕ | hv - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora