47. Rumores

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•TH•

—Es cierto, la vi con alguien hoy —dije, mientras acomodaba el cabello de Jungkook detrás de su oreja.

Yo estaba en mi último año de instituto, pronto a empezar la universidad, y aún tratando de decidir qué sería lo que iba a estudiar. Siempre tuve preferencia por el arte, pero no tenía el apoyo de nadie. De nadie, excepto Jungkook. Aún no estaba muy preocupado por decidir, todavía tenía algunos meses para seguir analizando las opciones.

—¿Sí? Entonces los rumores eran verdad —contestó.

Estábamos hablando de Haneul, una chica de la que Jungkook estuvo enamorado por mucho tiempo. Era un año menor que yo, y por lo tanto, un año mayor que él.

Era una chica popular en el instituto, destacaba tanto en belleza como en inteligencia, ocupando siempre los primeros puestos de la lista de mérito y se perfilaba como una de las grandes promesas del país.

No había nadie que no la conociera, ya sea de nombre o de cara, por eso mismo no era ninguna sorpresa que contara con una larga lista de pretendientes, y Jungkook había sido uno de ellos. No obstante, el enamoramiento le duró bastante poco;  aprendió que había alguien mucho más interesante y atractivo muy cerca de él.

Hacía poco habían comenzado a circular los rumores de que Haneul había comenzado a salir con alguien, más específicamente, alguien de mi salón. Nadie sabía muy bien quién, y ese era el gran misterio del instituto. Todos sospechaban de todos, sin embargo, yo estaba descartado. No era ningún secreto que yo ya tenía novio, Jungkook y yo éramos inseparables, nos gustaba estar juntos en los recreos y darnos besos por los pasillos. A veces, en nuestras horas libres, nos gustaba visitarnos en nuestros respectivos salones y pasar los minutos así, intercambiando palabras, besos y risas por tan solo unos minutos. Así que no, yo en definitiva no era el enamorado secreto de Haneul.

Con el correr del tiempo y las clases prontas a terminar, todos estaban revolucionados por descubrir quién era, pero todos mis compañeros negaban ser ellos. En un momento, hasta se llegó a pensar que tal vez no era un enamorado, sino una enamorada. No obstante, Haneul no se quedó callada y le hizo saber a todos por medio de sus redes sociales que todos aquellos que opinaban de su vida y de su sexualidad como si estuvieran hablando de la telenovela de los domingos podían pudrirse en su propia miseria. Sin embargo, la mayoría no hizo caso a su pedido y siguieron esparciendo los rumores.

El hostigamiento llegó hasta el punto que Haneul decidió dejar de tomar clases presenciales y hacer lo que quedaba de instituto por medio de la virtualidad. Gracias a eso, las habladurías de la gente comenzaron a disminuir, pero aún podían escucharse murmuraciones por los pasillos.

Nunca se supo con claridad quién era, pero yo sí pude descifrarlo.

En realidad, fue una casualidad.

Ese día, Jungkook y yo estábamos cumpliendo ocho o nueve meses de noviazgo —creo—, y yo me había olvidado completamente de comprarle un regalo, por lo que tuve que correr para conseguir algo bonito. Nos íbamos a encontrar en tan solo un par de horas, y yo seguía buscando algo que le pudiera gustar.

No podía decidir. ¡A Jungkook le gustaban muchas cosas! En un momento pensé que podría ponerme un moño en la cabeza y decirle que yo era su regalo, pero me pareció tan empalagoso, básico y ridículo que lo descarté al instante.

Finalmente me decidí por comprarle unas vendas. Hacía poco había comenzado a entrenar, pero no se cuidaba las manos como era debido. A menudo volvía con los nudillos lastimados y habían comenzado a formarse callos en sus dedos.

Caminé hasta la farmacia y saqué un número, esperando a ser atendido. El cartel electrónico marcaba que iban por el número quince y yo tenía el veinticinco, así que me fui hasta la parte de perfumería.

A reason to stay ☕ | hv - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora