13. Condición e interés

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•TH•

—Sin besos —determina Hoseok y yo lo miro con la boca abierta.

¿Sin besos? ¿¡Qué!?

Quiero protestar, pero él tapa mi boca con la mano.

—Si queremos que las cosas salgan bien, primero debemos conocernos, ¿entendido? Además, ya te lo dije, debes cortar con tu novio si quieres llegar a algo más conmigo.

Paso la lengua por la palma de su mano y él la quita inmediatamente. Me mira con reproche y yo lo fulmino con la mirada.

—No vuelvas a callarme así, te lo permito solamente si usas los labios en lugar de la mano.

Aún seguimos en el sillón, y estábamos bien, acurrucados y hablando de temas triviales, hasta que atiné a darle un beso en la boca y él me alejó.

—Tendrás que conformarte con la mano —dice y se levanta—, y no hablo solo de callarte, porque tampoco tendremos sexo.

—¡¿Qué?! —exclamo e imito su acción—. Pero el sexo no requiere besos.

Hoseok se da la vuelta y me mira como si hubiera dicho una tontería. Lo cual es verdad.

—Está bien, sin sexo —acepto resignado—, pero no los besos. Hobi, con los besos no te metas.

Agarro su camiseta y lo acerco a mí. Comienzo a jugar con su ropa, pero él agarra mis manos y me detiene.

—Taehyung, si fuera por mí, estaría besándote ahora mismo. Pero no lo hago porque te dije que quiero que vayamos despacio. Tú tienes tus condiciones, yo tengo las mías.

Resoplo. Miro sus ojos y puedo ver cuan importante es para él que acepte.

Sin besos ni sexo por quién sabe cuánto tiempo...

—Está bien, lo haremos a tu manera —acepto, y le sonrío para que sepa que estoy de acuerdo con lo que sea que proponga.

—Eres asombroso —dice en un susurro. Se acerca y descansa su cabeza en mi cuello.

Cruza los brazos por mi espalda y me abraza. Siento una sensación cálida en el pecho, algo parecido a lo que siento cuando tomo una ducha después de pintar. Me siento renovado, liviano, purificado.

No sé cuánto tiempo pasamos así, pero quiero creer que mucho. Y que por cada una de nuestras respiraciones sincronizadas, el ritmo de nuestros corazones se acelera y ralentiza, hasta el punto de que pueda deducir que, por cada uno de mis latidos, uno de los suyos lo acompaña; todo a la par hasta formar un solo corazón.

•JK•

Pasamos toda la noche hablando, conociéndonos un poco más. Ahora sé que ambos nacimos en la misma ciudad, Busán, pero que, al igual que yo, tuvo que mudarse a Seúl por la universidad.

Es dos años mayor, pero la diferencia no se siente. Al principio no le creí, pero me mostró su identificación y era cierto. Si no me lo hubiera dicho, hasta hubiese creído que yo era más grande.

Me hizo saber que es un apasionado de la danza; dijo que estuvo muy cerca de abandonar la fotografía para dedicarse al baile, pero que al final no se animó.

Compartimos el trece como número favorito, que además resulta ser su fecha de cumpleaños. Nació en octubre, así que está muy cerca de mi propio cumpleaños. Dijo que no le gusta festejarlo, nunca le dio demasiada importancia, pero que no le gusta que la gente lo olvide porque él recuerda el de todos. Dijo que lo que me había dicho en la cafetería era cierto, es una persona rencorosa, y que si bien quiso intimidarme, no le gusta que le mientan o lo traten mal.

También mencionó que se considera muy sensible, pero que siempre esconde lo que siente. No le gusta que lo vean llorar, así que aguanta hasta que puede descargarse solo. Me dio tristeza saberlo, todos deberían tener a alguien con quien contar.

Pregunté si había tenido alguna pareja y dijo que sí. Tuvo una novia por un par de años, pero no quedaron en buenos términos. Quise saber las razones, él contestó que no coincidían en temas importantes para una relación y por eso cortaron. No dijo nada más y yo tampoco pregunté, al parecer era un tema delicado.

A partir de allí, comenzó a tener citas casuales, alguien por aquí y alguien por allá, pero que ninguno era lo suficientemente interesante como para una segunda salida.

Lo tomé como algo positivo, porque si él trata así a sus encuentros casuales, no le molestará cuando yo haga lo mismo con él.

Estuvimos toda la noche, aprendí muchas cosas de él, yo por el contrario no dije tantas de mí, pero no porque no pudiera —él hizo muchas preguntas que yo preferí evitar responder—, sino porque no necesitaba saber acerca de mi vida. Al fin y al cabo, ya pronto borraría su número y me olvidaría de él.

Ahora estoy acostado en mi cama y pienso en la cantidad de cosas que me dijo. Sé que para mañana olvidaré la mayoría, pero si a Jimin le hace bien contármelas, entonces estoy dispuesto a escucharlo un par de veces más. Aún así no me interese.

A reason to stay ☕ | hv - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora