15. Cómo expresar

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•JK•

Abro la puerta y, como es costumbre, oigo el sonido de las campanitas.

Ya ha pasado una semana desde que hablé por videollamada con Jimin, y, a partir de allí, no lo he vuelto a ver.

Ya me había dicho que no estaría yendo a la cafetería porque tendría la agenda ocupada. Debía realizar un viaje importante a Busán, así que utilizaría estos días para armar la valija y preparar todo lo necesario. Además de viajar, claro.

Eso no quiere decir que hayamos perdido el contacto. Nos escribimos todos los días desde que su viaje inició. Comenzó con fotos casuales armando las maletas y hoy me envió la última, bajando del avión que lo trajo de vuelta.

Dijo que debía ir para la boda de un familiar cercano, pero que, además, estaría encargado de realizar las fotografías.

Es gracioso, dice estar tomándose un descanso, pero a la primera oportunidad que encuentra no duda en ejercer su profesión. Eso habla de cuán dedicado es y de lo mucho que ama su trabajo.

Ahora estoy en la cafetería, esperándolo. Ordeno para ambos, me había dicho que le gusta el jugo de naranja y la tarta de frutos rojos, así que pido eso para él. Yo con un café estoy bien.

Estoy ansioso, volteo a ver a la puerta cada diez segundos. Dijo que estaba en camino, pero aún no llega. ¿Habrá sucedido algún inconveniente?

Dejo de mirar hacia la entrada, siento que cuánto más miro, más se demora. Creo que la puntualidad no es su fuerte, y que ser paciente tampoco es el mío.

Decido concentrarme en otras cosas.

¿Cómo me recibirá? ¿Un abrazo es demasiado? No creo que hayamos llegado a ese nivel de confianza aún... Pero la última vez acarició mis brazos y cuello, ¿eso quiere decir que los abrazos están permitidos? No quiero avanzar lento, pero tampoco quiero incomodarlo y...

Mis pensamientos se ven interrumpidos por dos manos que tapan mis ojos. Sé que es él, no es necesario adivinar. Pero es tierno que tape mi vista como si fuera un niño pequeño.

—¿Quién soy? —susurra en mi oído.

¿Es normal que lo encuentre placentero? Su aliento contra mi piel y la cercanía de su cuerpo hacen que trague pesado.

—Jiminie —respondo y río nerviosamente.

—En efecto, Jungkookie —afirma y rodea los brazos por mi cuello.

Así que los abrazos están permitidos...

—Te extrañé —dice, pero yo no soy capaz de decírselo de vuelta.

¿Yo lo extrañé...?

Él se deshace del abrazo y se sienta frente a mí. Mira lo que ordené y me dedica una sonrisa brillante. Recién ahora me doy cuenta de que una de sus paletas está un poco torcida, eso hace que lo encuentre aún más bonito que antes.

—Lo recordaste. Creí que no me estabas prestando atención.

No lo culpo por pensar eso, yo también pensé que no le estaba prestando atención. Creí que no recordaría la mayoría de las cosas que me contó, pero sorpresivamente todo sigue en mi mente.

No quiero mentirle, pero tampoco puedo decirle la verdad, así que elijo por callar.

—Café —señala, mientras yo llevo la taza a mis labios—. Siempre pides lo mismo.

Asiento.

—La primera vez que nos vimos pediste algo más, creo que fue pastel de... pastel de... —Chasquea los dedos tratando de recordar.

—Chocolate y nueces —completo.

—¡Exacto! —dice y me señala con entusiasmo—. No has vuelto a pedirlo, ¿por qué?

No puedo decirle que el pastel era para mi novio, y menos que era un regalo de aniversario.

De nuevo, no quiero mentirle. Así que solo me encojo de hombros.

Jimin me mira por unos segundos y baja la mirada. Mira su jugo por unos segundos y mueve el sorbete. De repente, levanta la vista y sus ojos brillan. Se le acaba de ocurrir algo.

—¿Quieres? —pregunta, mientras me ofrece un poco de pastel.

Asiento. Él acerca la cuchara hasta mi boca y trato de agarrarla, pero él niega. Entiendo la señal, así que le permito que introduzca él mismo la cuchara en mi boca. El ambiente se vuelve tenso, la crema en mi boca se siente suave y su mirada en mis labios es provocativa.

Retira la cuchara lentamente, pero en lugar de agarrar una porción de pastel, la lleva vacía hasta sus dientes y la muerde, mirándome con picardía.

Dios.

Juega con mi capacidad de control. Y yo no quiero controlarme más.

Prefiero bajar la mirada y tratar de pensar en otras cosas. Estoy seguro de que si sigo mirándolo, soy capaz de decir o hacer algo incómodo o vergonzoso.

—¿Jungkook? —me llama y yo vuelvo a mirarlo.

—Dime.

—No me has preguntado por mi viaje —dice, mientras se lleva otra cucharada a boca—. ¿No quieres saber cómo me fue?

—¡Claro que sí! —contesto rápidamente—. Disculpa, cuéntame cómo estuvo.

Él asiente con aire ausente, esperaba que fuera yo quien preguntara.

—Estuvo bien, normal —contesta, pero su tono ha decaído.

Sé que está mintiendo. Me invitó con la esperanza de contarme mucho más, estaba entusiasmado por hablar de todo lo que había pasado en la semana, pero por mi culpa ahora cree que no estoy interesado por saber.

Jimin es una persona que siente las emociones como extremos. Y como él mismo me dijo, cree que soy fácil de leer, pero no es así. Piensa que demuestro lo que siento, pero está equivocado.

Confunde mis reacciones tímidas por desinterés. Callo lo que pienso porque no sé qué decir, soy lento para reaccionar y eso nos juega en contra.

Pero lo peor de todo es que no sé expresar cómo me siento cuando estoy junto a él, entonces tampoco puedo decirle que lo que piensa es una equivocación.

—Gracias por el jugo y el pastel. —Las cosas están a medio comer, pero Jimin ya quiere irse. Se levanta y deja dinero en la mesa—. Supongo que esto cubre el gasto. Voy a trabajar ahora, nos vemos luego.

Me mira unos segundos más. Quiero pedirle que se quede, que no pague por nada porque es una invitación, y sé que eso es lo que espera, pero las palabras no salen de mi boca.

Jimin asiente y sus ojos se tornan tristes. Camina lento hasta la puerta de la cocina y aunque quiero detenerlo, no lo hago.

Interpreta mal mi actuar y eso me molesta, pero no puedo enojarme con él. Estoy enojado conmigo. Me frustra no ser capaz de expresar las cosas que me pasan.

Pero no sé cómo cambiar.

A reason to stay ☕ | hv - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora