A reason to stay ☕ | hv - km

11. Sé sincero

•TH•

Son las siete de la tarde y yo recibo el primer mensaje.

xxxxxxxxxx
Agéndame, soy Hoseok

Yo
No creí que verdaderamente me escribieras

Hobi
Ambos sabemos que eso no es verdad, Taehyung.

Es cierto, sabía que terminaría escribiéndome.

Yo
¿Estás en el trabajo?

Hobi
...
No.

Yo
Ven a verme

Hobi
¿Qué? No, no iré

No contesto. Si no quiere venir, que no lo haga. Yo no le ruego a nadie.

Bloqueo el celular y me levanto del suelo.

Me estiro y le echo un último vistazo al mural de la cocina. Empecé después de regresar de la tienda —me sentía inspirado— y acabo de terminarlo. La verdad es que me siento orgulloso del resultado.

La pared es de color negro, así que mezclé colores blancos, rojos, naranjas y amarillos y pinté figuras geométricas.

Agarro un pincel más pequeño y agrego algunas líneas en blanco para darle un poco más de luz y quitarle intensidad.

Perfecto.

Como siempre, miro mi cuerpo y también estoy lleno de pintura. Tengo que aprender a tener más cuidado.

Suelo bañarme varias veces al día por culpa de esto, pero no me quejo. No hay nada que disfrute más que una ducha. Sentir el agua caliente sobre mi piel hace que me sienta renovado, quita el estrés del día.

No sé cuanto tiempo paso dentro, pero de lo que sí estoy seguro es que, cuando agarro mi celular, tengo cinco mensajes.

Hobi
Oye
¿Estás enojado?
Por favor, contesta
Está bien, ahora salgo para allá

Sonrío y veo el mensaje que me queda.

Jungkook
¿Estás en tu casa? Tengo algo que contarte :)

Abro los ojos ampliamente. No puede estar pasando esto, no ahora.

Tengo que llamarlo antes de que llegue.

—No vengas —digo apenas me atiende.

—¿Qué? Ya estoy llegando, Taehyung —dice.

—No vengas —repito—. ¿No estoy siendo claro?

—Pero ya estoy casi...

—NO. VENGAS. ¡No es difícil de entender!

—Wow. Okey, calma. Entendí, no grites —replica sorprendido—. Solo espero que después no vayas a buscarme.

—Sí, como digas. Adiós —digo y corto la llamada.

Corro rápido hasta la sala. ¿Todo en orden? La verdad es que no, pero no es como si no hubiese visto mi apartamento antes.

Aún sigo en bata, pero ya no hay tiempo. Suena el portero.

—¿Sí?

—Estoy abajo, ábreme. Quiero hablar contigo.

Aprieto el botón para desbloquear la puerta.

Espero dos minutos, sentado en el sillón. Suena el timbre y me acerco.