40. Pedidos

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•JK•

—Tae, no puedes quedarte toda la vida encerrado.

Claro que puedo, solo observa —dice a través del teléfono.

Estar separado de ese chico, Hoseok, ha sido muy duro para él. Él dice que no sale porque tiene mucho trabajo, lo cual en algún punto es cierto, ha estado aceptando todos los trabajos que le piden con tal de mantener la mente ocupada, pero sé que tampoco sale porque tiene miedo de cruzarlo por la calle, o que sus pies lo traicionen y termine volviendo al local.

—Estoy entrando en la cafetería, te llevo lo de siempre —le aviso, mientras abro la puerta y me coloco en la fila.

Acabo de salir del trabajo. Ha sido un día estresante, y por más que quiera volver a mi casa y recostarme un rato, Taehyung me necesita. Tengo que pasar por su casa para recoger algunos pedidos y entregarlos a los clientes después.

No es necesario —replica—, ya comí.

No, no lo ha hecho.

—No te pregunté si querías, te estoy avisando que te lo voy a llevar —determino, por más que no quiera debo ser severo con estas cosas—. Viene con el combo, a mí me conviene.

Escucho cómo resopla, pero aún así no me lleva la contra.

Se forma un silencio y pienso que me ha cortado, pero cuando reviso la pantalla la llamada sigue en curso.

Gracias, Kookie —me susurra, y yo trago pesado. No tiene que agradecerme, haría lo que sea por él.

La fila sigue avanzando y ya me toca mi turno. Unos lindos ojos cafés me miran desde el mostrador con una sonrisa.

Mañana vamos a tener nuestra tercera cita y me siento muy nervioso, más que nada porque hemos decidido que veremos una película. En mi casa.

Nuestra segunda cita fue algo bastante simple, fue aquí, en la cafetería. Pasamos un tiempo comiendo, hablando y riendo. Lamentablemente no duró tanto como hubiera querido debido a que cierto drama queen me llamó porque ya estaba por volverse a Estados Unidos y también quería pasar la tarde conmigo, así que tuve que dividir mis tiempos.

En recompensa, le dije a Jimin que para la próxima cita le dedicaría toda la tarde solo a él. Yo fui quien propuso ver una película, pero por mi mente nunca pasó que fuera en mi casa hasta que él me dijo que ya estaba ansioso por conocer dónde vivía. Creo que en ese momento mi cerebro dejó de procesar información, porque no recuerdo nada más.

Así que tendré mi tercera cita con Jimin mañana, y será en mi casa.

Y veremos una película... Solo eso.

Le devuelvo la sonrisa a Jimin, luego agarro su mano y la aprieto suavemente.

—Debo irme —le aviso a mi amigo antes de cortar—. En un rato estoy por allá, Taehyung.

Finalizo la llamada y siento que la mano de Jimin se tensa. Subo la vista y veo que la sonrisa de su rostro se ha borrado.

—¿Todo bien, Jiminie? —pregunto.

Él pestañea un par de veces y se recompone, luego me vuelve a sonreír, pero no es como la sonrisa que me dio antes, esta es un poco forzada.

—Estoy perfecto —replica—. Es solo que... Agh, no te enojes, pero verte me hizo recordar que no he preparado nada para mañana.

—Oh. —Por un segundo creí que había sucedido algo—. Tranquilo, no te preocupes, aún hay tiempo.

Acaricio su mano y él asiente, soltando el aire que estaba reteniendo.

—Bueno —empieza y ve la fila detrás de mí—. Mejor te tomo el pedido, hay mucha gente hoy —ríe y vuelve a la computadora—. ¿Un café cortado mediano para llevar?

Afirmo y él lo anota.

—¿Y una porción de pastel de chocolate y nueces? —pregunta.

Últimamente he estado pidiendo lo mismo todos los días, un café para mí y pastel para Tae. Creo que si llevarle un poco de su pastel favorito le puede subir aunque sea tan solo un poco el ánimo, entonces vale la pena comprarlo.

—Sí —le contesto y él vuelve a anotar. Ya sé cuánto es así que dejo dinero en el mostrador y Jimin me da la factura, pero antes de moverme a la otra fila, me acerco hasta él, y juntando todo el valor del mundo, le digo—: No te olvides de guardar el cepillo de dientes.

Automáticamente, sus mejillas se tiñen de color carmesí y yo le guiño un ojo. Me muevo hacia la fila de al lado y trato de regular mi respiración y nervios.

Me entregan mi pedido, y antes de salir del lugar, volteo para darle una mirada más a Jimin. Sus ojos ya están sobre mí, aún sigue sonrojado, pero su mirada es tan intensa que quien termina apartando la vista primero soy yo.

Ahora no estoy tan seguro de que vayamos a ver una película mañana.

A reason to stay ☕ | hv - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora