44. Tu perfume

1.2K 147 18
                                    

JK

Cuando miro la ubicación del apartamento de Jimin, me doy cuenta de que vivimos más cerca de lo que creía. Estamos a tan solo seis cuadras, así que voy caminando hasta allí.

Mentiría si dijera que no me tiembla todo. Ya me he tropezado tres veces desde que empecé a caminar, espero no pasar la misma vergüenza en la vuelta.

Me he esforzado bastante en ponerme bien para Jimin. Creo que estuve una hora bañándome, pasándome la esponja con minuciosidad por cada parte de mi cuerpo. Al salir, me vestí con ropa cómoda —y fácil de sacar—, es decir, una camiseta gris y unos pantalones negros. Vamos a estar en mi casa todo el día, así que no hay mucha necesidad de esforzarme tanto en mi vestimenta. En lo que sí me esforcé fue en ponerme mucho perfume, por todos lados; Jimin me dijo hace unos días que ama mi aroma, y gracias a eso me gané un beso en el cuello que me hizo erizar toda la piel, así que sí, me llené de perfume solo por eso.

Tal como pensé, llego rápido al edificio donde vive Jimin. Es un lugar bonito, los balcones dan para el frente y la mayoría están llenos de plantas. Me acerco hasta la puerta y toco el botón que corresponde al de su departamento.

¿Hola?

—Corazón, estoy afuera —aviso.

Jungkook, ¿por qué eres tan puntual? —pregunta, sorprendido—. Aún no estoy listo.

—Te envié un mensaje, ¿no lo viste? —Abro el chat y, efectivamente, no lo vio—. No importa, te espero aquí afuera.

En cinco minutos estoy abajo —dice rápidamente y corta.

Decido apoyarme contra la pared y cruzarme de brazos. Sin embargo, a los minutos comienzo a notar que las personas se me quedan mirando cuando pasan por mi lado, incluso hay algunas que me sonríen.

Ay, no. ¿Ahora qué? Seguro me veo ridículo, debe ser eso. O... ¿el perfume? Tal vez me equivoqué y en lugar de ponerme el perfume que le gusta a Jimin me puse insecticida. Huelo mi ropa, pero no huele mal... ¿El insecticida huele mal? Ah, no lo sé. ¿Qué debo hacer? No quiero que Jimin me vea así, ¿y si lo mato por intoxicación?

Antes de poder hacer algo, la puerta del edificio se abre. Me doy la vuelta y él aparece.

No me voy a acostumbrar nunca a la belleza de Jimin.

Está vestido con ropa sencilla, al igual que yo, solo una camiseta color verde oscuro y unos pantalones blancos. Su cabello está despeinado y se ve húmedo, así que supongo que no alcanzó a secarlo. Además, trae una mochila pequeña de color negro.

Se acerca a mí, pero antes de poder advertirle de mi aroma a insecticida, él me abraza y hunde su cabeza en mi cuello. Ay no.

—Hola, Jungkookie —musita con voz suave, aún sin despegarse de mí. Me relajo un momento, sin embargo, después Jimin olfatea y dice—: Tu olor...

¡Rayos! No me puede estar pasando esto a mí. Trágame tierra y escúpeme en forma de mosquitero.

Estoy a punto de separarme del abrazo cuando siento que deja un beso húmedo en mi piel y se aferra a mi cuerpo con más fuerza.

—Amo tu perfume —susurra y su aliento choca contra mi piel. Se separa un poco de mí, me mira a la cara y sonríe—. Estás sonrojado.

¿Y cómo no?

Bajo la mirada y trago saliva.

—Entonces no me puse insecticida —pienso en voz alta.

—¿Qué? —dice Jimin con voz divertida—. ¿Por qué usarías insecticida?

Subo la mirada de golpe, y como si no fuera posible, me sonrojo aún más.

—Porque... porque... —Trato de buscar una respuesta, pero no me sale nada, por lo que termino diciendo lo primero que cruza por mi cabeza—: Dicen que usar insecticida ayuda a combatir la disfunción eréctil. —Solo después de que termino de decirlo caigo en cuenta de la excusa estúpida que inventé, así que trato de corregirme rápido—. Cosa que yo no tengo.

Jimin me mira y puedo notar por cómo se muerde el labio que está conteniendo las ganas de reir.

—Suéltalo —pido, y él larga la carcajada—. Fue una excusa terrible —digo, mientras río junto a él.

—En verdad lo fue —asiente con una sonrisa, luego se acerca hasta mí y deja un beso sobre mis labios—. Vamos.

Comenzamos a caminar con rumbo hacia mi casa, y el pequeño momento que compartimos recién sirve para alejar los nervios que estaba sintiendo, sin embargo, aún sigo notando que la gente se queda mirándome cuando caminamos por la calle.

Me volteo hacia Jimin, quien está agarrando las tiras de su mochila y da pequeños saltitos mientras camina —tierno—. Las comisuras de sus labios están levemente elevadas, como si estuviera reteniendo una sonrisa, y sus ojos están brillando de una manera especial.

Me gustaría saber qué es lo que está pasando por su mente en este momento.

Decido no darle importancia a las miradas de los demás y concentrarme en él, sin embargo, Jimin se percata de que lo estoy viendo y se voltea hacia mí.

—¿Qué? —pregunta y después se mira la ropa—. ¿Tengo algo?

Yo niego y me coloco detrás de él, abrazándolo por la espalda, y comenzamos a caminar así. Me imagino que debemos vernos ridículos, pero no me importa. Al estar así, tengo total libertad de dejar besos sobre su cabello y sentir ese aroma entre dulce y cítrico que tiene.

Cuando llegamos a mi edificio, aparto mis manos de su cintura y saco las llaves de mi bolsillo. Jimin está viendo todo con atención, como si no pudiera creer que está conociendo el lugar en el que vivo.

—Después de usted —digo cordialmente mientras abro la puerta. Él sonríe y me hace una pequeña reverencia.

—Muchas gracias, señor Jeon.

Pasa y me adentro junto con él, pero antes de dar un paso, tomo su mano con fuerza y le dedico una sonrisa.

—Estás hermoso —digo, mientras me acerco a su boca—. Muy hermoso.

Dejo un beso suave sobre sus labios y después me aparto, mientras, entrelazo nuestros dedos y comienzo a conducirlo hacia mi apartamento.

Bueno, aquí vamos...

A reason to stay ☕ | hv - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora