20. Promesas rotas

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•TH•

Escucho la puerta cerrarse y toda la fuerza de mi cuerpo me abandona.

Caigo al suelo y lloro. Siento el pecho apretado, angustia y frustración. No quiero levantarme, no quiero ver a nadie, no quiero nada.

Me asiento contra la pared y escondo mi cabeza entre mis piernas. No puedo dejar de sollozar, el dolor es inaguantable. Quiero desaparecer por un momento.

—Taehyung —me llama, pero yo no tengo fuerzas para levantar la vista—. Lo siento tanto.

Se arrodilla frente a mí y apoya su cabeza en mis rodillas. Su voz suena quebrada, sé que también está llorando y eso me rompe aún más.

Prometí que no te haría daño, prometí que no besaría a nadie más. No pude mantener mis promesas...

Bajo mis piernas y él se lanza a mis brazos, aferrándose con fuerza. Está temblando al igual que yo, está sufriendo al igual que yo...

Agarro su rostro y hago que me mire, sus ojos están hinchados y enrojecidos. Las lágrimas no dejan de salir y por cada una que veo deslizarse por sus mejillas, mi corazón se quiebra un poco más.

—Lo siento tanto —repite.

Yo niego. Soy yo el que debería estar disculpándose, no él. Hoseok hizo lo que yo le pedí, no está haciendo más que respetar las condiciones que yo impuse. Pero yo no pude respetar las suyas.

Beso cada lágrima que se desliza por su rostro, todas saben a sal y a dolor. Él cierra sus ojos y se deja, ninguno puede expresarse en este momento, ninguno puede pensar con claridad.

¿Qué acaba de pasar?

No puedo evitar pensar en que odio a Jungkook, que desearía que nunca hubiera llegado, que no tuviera ese espíritu de niño pequeño que le gusta cometer travesuras, deseo que vuelva y nos pida perdón.

Pero él no tiene la culpa, nada de esto lo provocó él. La culpa es mía, de nadie más.

Hoseok limpia mis lágrimas con las palmas de sus manos y las deja allí. Es una posición extraña, porque ambos estamos agarrándonos los rostros; si la situación fuera otra podría estar riéndome, pero en estos momentos no recuerdo cómo se hace.

—Me besó —admito con la voz quebrada—. Lo lamento tanto, Hoseok.

Él comienza a negar y junta su frente con la mía.

—No te disculpes, por favor. No lo hagas, Taehyung —suplica—. No hay nada que lamentar.

Suelta mi rostro y se levanta. Extiende su mano y me la ofrece. Me ayuda a levantarme, y no tan solo en el sentido literal. Hoseok se ha vuelto uno de mis soportes en este último tiempo, es uno de los pilares que aún se mantiene firme en mi vida.

Me lleva de la mano hasta la habitación y se dirige a la cama. Se acuesta y me acuna encima suyo. Acaricia mis brazos y me susurra que todo está bien.

Yo escondo mi rostro en su cuello y dejo un beso allí, quiero que mis labios solo sean tocados por él. Solo quiero ser besado por Hoseok.

Él agarra mi barbilla y me hace mirarlo. Ambos ya hemos dejado de llorar, pero nuestros ojos siguen rojos e hinchados. Muerdo mi labio inferior con fuerza, el solo pensar que Hobi no es la última persona que ha besado mis labios se siente tan mal, tan incorrecto.

El pensamiento es insoportable.

—¿Puedo besarte, por favor? —pido. Necesito tan desesperadamente un beso suyo que soy capaz de suplicarlo.

Antes de que pueda pensar o agregar otra cosa, los labios de Hoseok ya están en los míos. Es un beso suave, apenas un roce, pero me hace sentir cosas que no puedo experimentar con nadie más.

Agarro su rostro e intensifico la unión de nuestros labios. Quiero sentirlo, quiero todo de él. Quiero que sienta cuánto me gusta, cuánto lo quiero.

Cuánto lo quiero...

—Podría besarte toda la vida —dice, mientras deja otro beso en mi boca.

—Y yo quiero que lo hagas —concedo y él me sonríe—. Quiero recibir un beso tuyo todos los días, Hoseok.

Él baja la mirada y piensa por unos segundos, pero cuando me mira nuevamente, la tristeza se ha desvanecido prácticamente por completo.

—¿Solo uno?

Yo suelto una carcajada y muerdo mi labio.

—No importa la cantidad mientras seas tú quien me los dé —respondo—. ¿Cómo es que aguanté tanto sin estos de aquí? —pregunto, mientras acaricio sus labios.

Él besa mis dedos y me mira. Sus ojos están recobrando ese brillo especial que tienen cada vez que me ve.

—¿Entonces ahora permitiremos los besos?

—Haremos lo qué tú desees —contesto—. Si aún no estás listo, puedo seguir esperando.

Es así. Estoy dispuesto a esperar lo que sea necesario con tal de que siga a mi lado, no importa de qué forma sea o qué condiciones haya de por medio.

Hoseok sonríe dulcemente y asiente. Y yo quiero llorar de nuevo, porque Hobi no lo dudó. Aceptó sin detenerse a pensarlo, y eso habla de lo mucho que nuestra relación ha crecido estos días.

—Están permitidos. 

A reason to stay ☕ | hv - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora