17. Mirada

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•TH•

Estamos tirados en la cama, nuestras piernas están enredadas y yo escondo mi cabeza en su cuello.

Me gusta olerlo, Hobi tiene un aroma especial. No puedo describir con exactitud a qué huele, pero sé que no es perfume. Es suyo, natural, y creo que por eso me gusta tanto.

Él acaricia mi cabello, le gusta desenredarlo con sus dedos. Con su otra mano acaricia mi espalda, de arriba a abajo, pero a veces se detiene en un lugar específico y me masajea.

Cada tanto se aleja y me mira a los ojos. En su mirada hay una mezcla de todo, es indescifrable, pero lo que más resalta es un brillo especial. Creo que aún no entiende muy bien qué está pasando, y yo coincido. Aún no sé qué estamos haciendo, solo sé que nos vemos casi todos los días desde hace dos semanas y que nos gusta abrazarnos y susurrarnos cosas bonitas al oído.

Hablamos del día a día. A veces, cuando alguno está ocupado con el trabajo, nos visitamos. Él viene a mi casa o yo voy a la tienda, y matamos el tiempo así, en compañía del otro.

Y se siente asombroso.

Estar cerca de Hoseok hace que mi pecho se sienta lleno, cálido, reconfortado. Nunca es incómodo con él, sino todo lo contrario, lo busco porque no hay lugar donde encuentre mayor comodidad.

Me hace reír mucho. Hobi tiene una risa muy contagiosa, a veces no sé si me río de sus chistes o simplemente lo hago porque él también se ríe. Además de que es muy fácil hacerlo reír, hasta la broma más simple del mundo le saca una sonrisa. Lo mejor de todo es que es sincera, no finge ser feliz cuando está conmigo porque verdaderamente lo está. Puedo notarlo por la forma en que me mira y sonríe, o cuando lo encuentro observándome y corre la mirada nervioso por haber sido descubierto.

Yo soy un poco más descarado.

Sé que dijo que entre nosotros no debían haber besos, pero eso no quiere decir que las muestras de cariño hayan dejado de existir. Siempre me las ingenio para demostrarle que me encanta, porque es así. Me encanta Hoseok.

—¿Qué hora es? —pregunta con la voz adormilada.

—No sé, no importa —respondo, mi voz suena amortiguada por la piel de Hoseok.

Él trata de levantarse, pero yo lo abrazo más fuerte. Hoseok ríe y vuelve a envolverme con sus brazos. Acerca la boca a mi oído y susurra:

—Debo irme, tienes que soltarme.

Sacudo la cabeza, no quiero que se vaya.

—Quédate. Duerme aquí.

Subo la vista y nuestros ojos se encuentran. Él me mira con indecisión, nunca se ha quedado a dormir, no desde que estuvimos juntos la primera noche.

No quiero presionarlo, él sabe qué decisión tomar. Aún no ha abierto del todo su corazón conmigo, pero sé que en el pasado le hicieron mucho daño. No hace falta que me lo cuente para saberlo, solo con su forma de actuar respecto a algunos temas es suficiente para darme cuenta.

Pero yo no soy esa persona, yo no quiero hacerle daño. No puedo imaginar hacerlo, de solo pensar que podría causarle el más mínimo dolor mi corazón me duele.

Trato de conferir la seguridad que le falta por medio de la mirada, quiero que encuentre en mis ojos aquello que alguna vez no le supieron dar.

Y lo encuentra.

—Está bien, pero espero que no te sobrepases —dice y me señala con el dedo—. No quiero que después empieces a meter mano.

Yo le sonrío pícaro y él atina a levantarse. Yo río y lo atraigo de nuevo.

—Espera, está bien —río—. Prometo no hacer nada, lo juro.

Hoseok se sienta y me mira con indecisión. No entiendo en qué piensa, pero antes de poder preguntarle, corre el cabello de mi frente y deposita un beso allí. Yo quedo petrificado, no sé cómo reaccionar. Empiezo a titubear y siento mi cara arder. No me lo esperaba, se suponía que ya no habrían besos.

—¿P-por qué...? —pregunto, con un hilo de voz.

—¿No te gustó? —dice con una sonrisa—. Si quieres puedes devolverlo.

—¿Por qué querría devolverlo? —pregunto incrédulo—. No lo devolveré, es mío. Tú decidiste dármelo.

Hoseok me observa como si se estuviera replanteando qué hace estando al lado mío. Yo lo miro sin entender, hasta que finalmente me cae la ficha. Quiere que yo también lo bese.

Oh.

Me siento a su lado y acomodo un poco de su cabello detrás de su oreja. No quiero hacer nada con lo que no se sienta cómodo, así que antes de hacer cualquier cosa lo miro buscando una confirmación. Él me sonríe y asiente, así que me acerco despacio y deposito un beso suave en la comisura de su boca.

—En la boca aún no están permitidos —me recuerda, mientras se aleja con una sonrisa.

—No te di un beso en la boca —me defiendo.

—Pero estuvo cerca.

—Aún así, no fue en la boca —digo, mientras vuelvo a acercarme y dejo otro beso en el mismo lugar.

Por dentro siento todo revolucionado, me tiemblan las manos y mis dientes quieren comenzar a castañear. Él ríe y me abraza nuevamente. Nos volvemos a recostar y yo dejo mi cabeza en su pecho. Escucho sus latidos y se sienten igual de acelerados que los míos.

Sé que ha sido un paso importante para Hobi, y también lo fue para mí.

—Me gustas demasiado, Taehyung —dice con voz suave—. ¿Yo te gusto a ti?

Muevo mi cabeza para mirarlo y observo que tiene los ojos cerrados. La pregunta me toma desprevenido, pero no me sorprende. Tiene miedo que mis sentimientos no sean los mismos que los suyos, tiene miedo de estar entregando demasiado y que no sea correspondido.

—Hoseok —lo llamo—, mírame.

Traga saliva, pero finalmente conecta con mi mirada. Sus ojos son tan bonitos. Llevo una mano hasta su mejilla y la acaricio.

—A mí también me gustas —respondo literalmente a su pregunta, porque sé que es lo que quiere—. Mucho.

Él asiente y sonríe levemente. Cree en mi palabra, y eso es más que suficiente para mí. 

A reason to stay ☕ | hv - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora